Hemos ido a la Feria de Sevilla luciendo las joyas de FreyWille, la firma de joyería austriaca especializada en esmaltado, que tiene su tienda en la céntrica calle Sierpes de la ciudad de la Giralda. Porque al Real puedes ir con unos pendientes, unas pulseras, un colgante, un reloj… Y con un bolso joya de las exclusivas colecciones de esta compañía, con sede central en Viena y que cuenta con una red de distribución de cerca de un centenar de tiendas en treinta países.
La idea era aportar luz, colorido y originalidad al universal traje de flamenca con unas piezas únicas y sorprendentes en sus hechuras. Así que dicho y hecho. Allí estaban expuestas las colecciones más sugerentes para combinar con el sensual movimiento de unos volantes o con ese traje especialmente diseñado para estar elegante y cómoda en la feria del calor. Porque FreyWille tiene colecciones dedicadas a ciudades emblemáticas como Venecia, al arte contemporáneo e incluso a una bailaora malagueña del siglo XIX, Pepita de Oliva.
A mediados del siglo XIX, Pepita de Oliva, nacida en una humildísima familia gitana, era un ídolo que triunfaba en Europa. Según cuentan en «La Opinión» de Málaga, durante su estancia en Praga no podía regresar al hotel tras sus actuaciones. La policía apenas lograba protegerla ante las frenéticas muestras de simpatía. El nombre de esa pasión fue bautizado humorísticamente como Delirium Pepitatorium. Pepita de Oliva vivió una gran pasión con un lord, con el que tuvo seis hijos, y su vida fue de auténtica protagonista de novela romántica.
FreyWille le ha dedicado una colección en la que rosas, mezcladas con el beis, el negro o el blanco, formando una especie de tejido de pata de gallo, son los protagonistas, en pulseras, pendientes, anillos… Claro que también los hombres tienen su espacio en esta firma. Gemelos, pasadores de corbatas, cinturones, artículos de escritorio e incluso pulseras. Las más demandadas por el público masculino son las de la colección inspirada en Gustav klim, el pintor simbolista austriaco.
En unos momentos en que la artesanía es el lujo del siglo XXI, FreyWille lleva desde la década de los ochenta desarrollando una técnica única de esmaltado a fuego, que mantiene los colores puros y vivos a lo largo de todo el proceso. El esmalte precioso, denominado cristal líquido, es la base de su joyería y se introduce a fuego, color por color, en distintas capas. Cada pieza necesita de 80 a 100 procesos de trabajo desde la creación de la base, aplicación, limpieza y cocción para su total fabricación.
La pieza terminada de esmalte, una frágil placa de color intenso, se fija en monturas especiales de oro, de 24 o 18 quilates o monturas de rodio-paladio. Cada nueva colección es fruto de un largo proceso de análisis de la historia del arte, así como de estudios del color. Es verdad que una joya es una inversión, pero también un recuerdo sentimental, un legado apasionante para las siguientes generaciones. Podemos empezar con una pieza de FreyWille estrenada en la Feria de Sevilla de 2014.
1 comentario
Me encanta el colorido de estas joyas y sobre todo que escondan una historia, como la dedicada a Pepita.
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