De boda con Paloma Cerezal

 

 

 

Paloma Cerezal vuelve a telademoda.com. Y vuelve porque es una clásica del sector. Ya saben eso de que las modas son pasajeras y la moda es eterna. Paloma recogió el testigo de su padre, Petete Cerezal, y continuó la saga de una familia que ha sabido poner el marchamo de calidad a toda su obra. Hoy nos vamos de boda con ella, porque «una boda es como una obra de teatro, todo tiene que ir acorde», dice en su taller de la Plaza de la Concordia, en pleno corazón de Sevilla.

 

 

 

¿Las bodas del año marcan o desmarcan, Paloma?  «Las bodas del año marcan. Ahí tenemos la de Meghan Markle, duquesa de Sussex.  El diseño era todo simplicidad, líneas puras. No iba disfrazada; iba vestida en consonancia con su personalidad. Pero es cierto que una boda es un todo; una obra de teatro donde cada cual tiene que representar con dignidad su papel.  Últimamente se ha impuesto el todo vale, cuando lo que debe reinar es la armonía».

 

 

 

 

«Hay invitadas que se visten de negro o se ponen de largo en una boda de mañana, sin tener en cuenta dónde es la ceremonia, la hora y el entorno. Y no digamos las ostentaciones en determinados tocados…». Paloma sigue las enseñanzas de su padre cuando afirma que las figuras claves de una boda son la novia, la madrina y la madre de la novia. A las tres viste en su taller, así como al resto de invitadas.

 

 

«La madrina suele ir de largo y con un color liso al llevar mantilla. La madre de la novia se puede permitir jugar más con su indumentaria. Pero la novia actual ha cambiado, se está atreviendo con trajes distintos, sobre todo con los que tienen movimiento. Se llevan los vestidos con cuerpo y se apuesta más por los volúmenes. Son vaporosos, no tan rígidos, porque el secreto está en los tejidos: Se utilizan tules de seda y muselinas».

 

 

Dice Paloma que cada vez hay más novias que se casan en invierno. «Una boda de invierno es muy elegante, los trajes suelen ser en terciopelo blanco, más sobrios, pero se juega con las pieles de las invitadas y el conjunto es muy «chic». En Sevilla no hace tan mal tiempo, un factor importante a la hora de cerrar las fechas. Son ceremonias muy lucidas. Lo sé porque me casé en invierno».

 

 

Recomienda a las novias que tengan su primer contacto con ella de diez a ocho meses antes de la boda. La última prueba es cuando queda una semana para el enlace y, siguiendo la tradición de la saga, va a vestirlas a sus casas. Aconseja que elijan un buen tejido. «Hay mucha diferencia entre una buena tela y otra que no lo es. El cuerpo, la luminosidad… Además, el tejido y la buena costura son los dos pilares de mi trabajo».