Chanel: Rostro bizantino

Resulta que el director creativo de la reputada firma Chanel, Peter Philips, ha querido tener una detalle con la extinta señorita de la Rue Cambon y ha lanzado un maquillaje estilo bizantino, que evoca a otra mujer transgresora, la emperatriz, y dicen que meretriz, Teodora, esposa de Justiniano I.

A Gabrielle Chanel le encantaba el arte bizantino, como persona sensible y entendida en estética; a Karl Lagerfeld, el actual diseñador de la firma, también, así que Peter Philips ha matado dos pájaros de un tiro y de paso le ha dado jaboncillo a la firma en unos tiempos tan guerreros para la moda que quien se mueve no sale en la foto. Así que la opulencia, la suntuosidad en los bordados o los tonos bronces conforman un estilo de maquillaje que  nos traslada a Bizancio y a la personalísima emperatriz Teodora, que quedó inmortalizada para la historia en el famoso mosaico de San Vitale, en Rávena. Los ojos y la boca, los puntos claves de la cara, los que dan o quitan expresividad, son los protagonistas de este maquillaje inspirado en el famoso mosaico, sobre todo a la hora de trazar una línea roja que atraviesa el párpado siguiendo el arco de la ceja. En paralelo, un trazo de eyeliner negro azabache potencia el efecto gráfico que enmarca la mirada.

Sombras doradas

Con la mente puesta en el Bizancio de Teodora, la colección tiene el rubí como color estrella no sólo en la mirada, sino en los labios y en los pómulos para subirlos de tono con sutileza. Para los ojos, las sombras doradas y bronce se deslizan por los párpados y visten las mejillas con un toque de luminosidad. Todo hace evocar a aquella mujer distinta, que hizo cambiar algunas costumbres de la sociedad de su época. Hija de una familia circense, se casó con Justiniano I y se convirtió en emperatriz, en el periodo de mayor esplendor del Imperio bizantino. De su faceta como legisladora hay que destacar la primera ley del aborto que se conoce; permitir que la mujer se pudiera divorciar libremente o proteger del castigo al adúltero, en genérico; es decir, también a la mujer.

Hubo algún coetáneo que la puso a caldo, no se sabe si con motivo o por esa propensión del ser humano a cortar el cuello del que sobresale. Fue Procopio el que la tildó de pornográfica y amante de las orgías. No obstante, fue beatificada por la iglesia ortodoxa, al contar las crónicas que en los últimos años de su existencia se arrepintió de su licenciosa vida y se recluyó en un convento. Pero quién le iba a decir a esta emperatriz que prohibió la prostitución forzosa y que instauró la pena de muerte por violación, que en el siglo XXI una lujosa casa de modas de París, Chanel, se iba a inspirar en ella para lanzar una línea de maquillaje ¡C ‘est la vie!