Como me gusta caminar y los pensamientos paseados son los más reposados, pues me voy a calzar unas Bensimon. Y caminaré al ritmo de la letra de la canción de Manolo García: «Hoy, mejor no esperar / que la vida se me escora con la espera. Caminaré, si mi tiempo se me escapa/por las rendijas de la soledad. Caminaré. Si no avanzo y me adormezco es que algo estoy haciendo mal/ Caminaré. Hoy».
Pues eso, hoy, que mañana ya es tarde. La firma francesa Bensimon sigue siendo fiel a su ADN original, porque si le va bien para qué cambiar. Así que esta primavera-verano ha vuelto a renovar su diseño, sin perder sus señas de identidad que le han dado justa fama. Lo de justa fama suena rancio, pero es una verdad como un templo. Y sus señas de identidad son comodidad y estilo parisino, que es el no va más.
Así que ha poblado, entre otros estampados, de cachemir, flores y lunares de gran magnitud. Los lunares, al igual que los volantes, los encajes y todo lo que tenga aire flamenco, andaluz, se vuelve a llevar, según dicen las revistas de moda, que siguen siendo los oráculos a la hora de dictar las tendencias. Un poco menos cada vez por la influencia de los blogs, pero ahí siguen inasequibles al desaliento. Quien tuvo, retuvo.
Bensimon se vanagloria de que su calzado lo usen famosas como Candice Swanepoel o Emma Watson; que se fotografíen con ellos y les hagan un gran favor a la firma. Pero lo importante es que la calle acepte ese tipo de calzado de todo trote pero con su estilo peculiar. Lo que menos me gusta es el modelo de bota con flecos, porque servidora está un poco cansada ya de tanto fleco.