Ángeles Verano se pasa todo el año imaginando, sintiendo, viviendo, creando sus trajes de flamenca y, claro, como lleva veintidós trabajando por amor al arte, pues ha decidido bautizar de esta manera su colección de esta primavera ferial. Después, toda esa labor de tanto tiempo se «esfuma» en media hora, lo que dura exhibir en una pasarela cincuenta modelos. Pero esos minutos de satisfacción dice que le merecen la pena después de tanto estrés. «Es muy gratificante que la gente te diga que le ha sabido a poco».
«Nací y crecí profesionalmente con el Salón Internacional de la Moda Flamenca (Simof) y aunque ahora he tomado otras decisiones me parece muy bonito cómo eché a andar en este sector. Mi primer traje fue uno de lienzo moreno pintado por Pepa Murillo. Fue una experiencia maravillosa porque no sabía que me iba a dedicar al mundo del flamenco, a pesar de haberme vestido desde que tenía un año, porque mi madre, que nunca aprendió nada de moda, tenia una manos maravillosas para coser, hacer punto, ganchillo…».
«Estudié diseño en Sevilla y mi primera colección fue un traje hecho con capotes de toreros. Quedé finalista en el Burda Internacional de Milán, en el apartado de trajes de fiesta. Después, en el año 1995 gané el premio internacional de Simof con una colección que se llamaba «Esencia». Creo que era una colección muy diferente, porque fui de las pioneras en darle otro aire al traje de flamenca. Crear un sello propio es lo más difícil, sobre todo en un mundo tan competitivo como la moda».
«Empecé a utilizar telas con más caída, bajé los volantes, quité las manga, pinté los cuerpos de los vestidos, le di un toque más de costura a unos trajes envueltos en un aire muy industrial. El traje de flamenca, nuestro traje regional, era folclórico, pero no favorecía a la mujer, en vez de resaltar su belleza, la ocultaba. Lo que pretendí fue realzar la sensualidad femenina y darle comodidad a un traje que solía pesar tanto que a veces hasta provocaba heridas en los hombros de las mujeres».
Nunca he hecho producción al por mayor, mis trajes son únicos. Los de esta Feria están llenos de luz, color y armonía. Hay una parte de mañana en la que predominan los corales, los rojos, los fucsias y los malvas, con el blanco de fondo. Por la noche, vía libre para los grises y los negros, aunque me he atrevido con un nuevo tejido, el lurex. De todas formas me da miedo sacar el traje de su raíz flamenca». Ángeles Verano, a la que le gustaría vestir a Paloma Cuevas, dice que ya tiene la colección del año que viene en la cabeza: hechuras, colores y estilismos.
Porque en su andadura, en la que se ha caracterizado por mezclar lunares y flores, le acompañan varias diseñadoras. A saber: Rocío Casado, con sus mantones pintados en exclusiva para Ángeles Verano; Marga Macías y Pastora Martín en la bisutería, original y distinta; los piquillos en cuquillo, de Las artesanas y los flecos de Ana Barbero. Sin olvidarse de los zapatos de la también sevillana Nuria Cobo. Ángeles Verano concede también desde hace diez años el premio Flamenca con arte, que en esta edición ha recaído en la modelo onubense Laura Sánchez.