Poemas olfativos

Los perfumes son fuentes de inspiración. A veces, hasta literaria. «Un día, sin ser realmente consciente de en qué terreno entraba, dije que los Hermessence eran haikus, esos poemas japoneses que, según las normas, deben durar lo que dura un suspiro y provocar con la lectura un embeleso repentino en lo imprevisto». Quien se expresa  así es Jean-Claude Ellena, «nariz» de Hermès y responsable de la colección más exclusiva de la firma, los Hermessence, diez poemas olfativos. «En consonancia con esa forma de poesía, yo quería que los Hermessence maravillasen- continúa Ellena-, que desconcertaran, que expresaran sin solemnidad una sencillez cargada de sabiduría; que estuvieran cerca de la naturaleza y al mismo tiempo fueran espejo de la mente; quería que incitaran al descubrimiento y a la curiosidad. Quería que fueran una ofrenda. Tiempo después, en Japón, un día me encontré en una reunión de maestros del haiku, y me pareció normal explicar el por qué de este préstamo. Yo no soy un ladrón, sino un transmisor de cultura. Pensé que en los perfumes, y de manera particular en los Hermessence, hay una constancia que les es propia, y que yo traduzco por una impermanencia, una fragilidad y una volatilidad hacia las que la cultura japonesa ha desarrollado una gran sensibilidad. Los Hermessence no tienen más que un objetivo: ser perfumes. El papel de quien se acerca a ellos consiste en olerlos, en llevarlos con simplicidad o extravagancia, cada cual según su estilo, en disfrutar de lo que le inspiren y en vivirlos en un tiempo que le pertenezca». Pues que así sea.