Es verdad que me arriesgo a que me digan que es muy fácil criticar sentada cómodamente en mi sillón. Pero servidora es periodista y aunque en estos momentos sea una profesión denostada por unos y por otros, cada cual con sus razones y sinrazones, no puedo quedarme indiferente cuando me pongo a escribir una crónica, en este caso sobre el VIII certamen de Diseñadores Noveles de Andalucía, celebrado en Sevilla, en el marco de Andalucía de Moda, del que tuve el honor de ser jurado. Honor que, en mi caso, no es incompatible con contar, como siempre desde la subjetividad, algunas anomalías. Aunque lo más importante es que sigue habiendo creatividad, que la juventud se mueve, que el ganador, Anel Yaos, presentó una colección muy digna y que el nivel fue muy aceptable.
Organizar cualquier acontecimiento que mueva a mucha gente es una tarea titánica, lo sé por experiencia. Intentar sorprender en cada edición es difícil y Pedro González, director artístico de la empresa Doble Erre, organizadora del certamen, se bate el cobre año tras año. El escenario era espléndido y casi desconocido por los sevillanos: el castillo de San Jorge, en Triana, sede de la Inquisición. Sobrecogía pensar que por aquellos pasadizos siglos atrás hubo gente que padeció y sufrió por ir contra el orden establecido. Pero la tortura la vivieron en pleno siglo XXI las modelos que tuvieron que desfilar por el empedrado que da al río Guadalquivir, sólo cubierto por un fino paño negro, que acrecentaba sus continuos desequilibrios, torceduras de pies y caídas, como recoge la imagen de Fotografía de Moda Sevilla fotografiademodasevilla.blogspot.com.es.
Fue el desfile del continuo ¡uy! del público y confieso que lo viví con el corazón en un puño. Daba grima verlas caminar con aquellas plataformas, de las que algunas cayeron sin remisión, a pesar de sus arduos esfuerzos por mantener el tipo. El certamen estaba patrocinado por el Instituto de la Juventud, dependiente de la Consejería de la Presidencia e Igualdad de la Junta que, a pesar de la economía de guerra en que vivimos, no ha rebajado la dotación tanto del primer premio, 5.000 euros, como del segundo, 1.000, que recayó en la jiennense Claudina Mata. Anel Yaos, seudónimo de Juan Manuel Morilla, presentó una colección de hombre basada en el punto. Me quedo con el pantalón gris de ochos y punto de trigo y el jersey de punto de garbanzo, que aparece en la imagen. Una labor de artesanía que le hacía una señora muy experimentada con las agujas, según confesaba cuando todavía no acababa de creerse que se había erigido en ganador.
Claudina Mata se inclinó por el vintage para una propuesta muy femenina, pero todas las colecciones tenían garra o al menos intención de sus autores de crecer en la profesión. Allí estaban An Excusa, con su concepto minimalista; Maura Revuelta y sus exóticos diseños; Inma Linares y su aire de costura de los cincuenta, muy Grace Kelly; Marta Galdeano con sus originales estampados de mapas; Mónica Marín, con sus juveniles diseños; Noelia Guardia y sus mini vestidos y Patricia Martín, que conjugó el negro con las perlas. Desde el puente de Triana la gente seguía el desfile, pero la humedad del río nos dejó a todos helados. Aunque más tarde entramos en calor con el desfile del espacio Plataforma. Allí expusieron sus propuestas Alex de la Huerta, Inés de Tovar y Javier Fernández. Pero yo me quedo con dos nombres: Reyes Burgos y su bien trabajada piel y Bea Nevot y su acertado combinado de negro y azul. Aunque el verdadero protagonista de este trece y martes fue el punto. Un punto de premio.
4 comentarios
A mi me gusto,pero podian haber puesto una tarima porque se cargaron el desfile. Felicidades a todos,me consta que esto tiene mucho trabajo detras.
Hola, me he leído esto y me ha gustado pero creo que había otros diseñadores mejores. El jersey está bien, pero con faldas no me gustan los tíos.
Vaya mariconada lo del tio
A mi me gustó mucho, pobres modelos!!!
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