Esta mujer a la que entrevemos, que aparece como en una dulce penumbra, matizada por los colores de sus ropajes, es una mujer saharaui de los campos de refugiados de Argelia. Se llama Enguia y con su halo de tuareg femenina nos recuerda un trozo de nuestra historia que es mucho más que arena, aunque, como en la copla de la recién desaparecida Marifé de Triana, a veces, muchas veces, hay torres que se edifican con esa arena, que «es mentira, que es quimera» y que se desmorona cuando empezamos a mirar para otro lado. Cuando esquivamos los ojos y los entrecerramos para mirar sin ver a toda esa gente que como Enguia se desvanece en el desierto.
(Foto: José Antonio de Lamadrid: www.delamadrid.com)
3 comentarios
Desde hace más de treinta años los saharauis viven en campamentos en el desierto. No he estado en ellos como Ángela, pero sí tengo amigos y conocidos que los visitan asiduamente y hablan y no paran de la hospitalidad y generosidad de esas gentes. La última de nuestras retiradas descolonizadoras fue un auténtico desastre, otras anteriores tampoco estuvieron a mucha mejor altura. Es verdad que el dictador agonizaba y el país no estaba para aventuras guerreras, es verdad que el Polisario cometió algunos errores, pero España está en deuda con los saharauis, un pueblo que, a pesar de todo, nos guarda un entrañable afecto.
HIJOS DE LAS NUBES
«Es un trabajo valioso por lo que dice y por cómo lo dice en sus tramos más didácticos (…) Pero lo más valioso está en otro lado: en las ausencias, en los silencios incómodos, en las espantadas vergonzantes.» (Jordi Costa: Diario El País)
http://www.youtube.com/watch?v=xeJU8vT4P2Y
Para las personas que hemos convivido con ellos en el desierto esa Torre de arena no se desmoronará nunca. Gracias a las personas que como tú hacen que la causa saharaui y su gente no sean un espejismo.
Siempre fan de tu blog.
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