Botas en japonés

No lo puedo negar, me gusta el calzado de Onitsuka Tiger. Es cómodo, está bien hecho y una va como si llevara alas. En estos momentos en que todo se andará, el presente es ponerse a caminar. Ya lo dijo el poeta: se hace camino al andar. Y si puedes, tiras millas, pero para eso tienes que ir debidamente protegido. La base es muy importe para que estemos a la altura del recorrido. Así que la firma nipona ha vuelto a demostrar su profesionalidad con estas botas de invierno, de las que se pueden escoger tres modelos diferentes. 

Como los japoneses dominan el arte del lenguaje poético, o al menos a los occidentales nos lo parece, una bota puede llamarse Sunotone y significar «entrenamiento en la nieve». El motivo de tan elocuente nombre es más prosaico. Sunotore fue el primer modelo de Onitsuka Tiger que pisó la nieve, gracias a que lo calzaron los miembros de la delegación nipona en los Juegos Olímpicos de Sapporo, en 1972. En el año 2012 del siglo XXI, la funcionalidad del diseño va pareja con la vanguardia y el resultado es un combinado entre una bota de alta montaña y una zapatilla deportiva.

Si lo que queremos es ir bien calzados a trabajar, con una bota clásica de media caña, pero adaptada a los nuevos tiempos, ahí está Rinkan. Está realizada en piel y la suela es gruesa y dentada e imprime solidez, además de proporcionar protección para resguardar los pies del frío del invierno. Ciudades cálidas como Sevilla hay pocas, por eso conviene equiparse en condiciones si es de los que viajan con frecuencia o de los que, empujado por las circunstancias (las circunstancias «orteguianas» están a la orden del día) ha tenido que emigrar a Edimburgo, Londres, Irlanda, Noruega o cualquier lugar donde el sol es un bien escaso.

Y aquí tenemos la bota de «la flor del viento», que es como se traduce Kazahana y que describe la sensación de ligereza y confort que produce este modelo cuando una se lo calza. Porque esta bota alta va dirigida a la mujer y puede usarse totalmente desplegada o doblada, según los gustos. Lo más agradable es que la parte del tobillo está acolchada, con lo que esa zona del pie tan delicada está bien guarnecida. El forro es de pelo y lleva una lengüeta protectora para las frías temperaturas. Con todos estos aditamentos, ¿quién se resiste a «la flor del viento»?