Lo he leído en ABC y se lo he leído a la compañera Mercedes Benítez, experta «Alayista». La juez Mercedes Alaya, más conocida como la juez de los ERE, es humana; es decir, padece desde hace días unas terribles cefaleas. Esta incidencia inusual en una mujer de apariencia frágil, pero de férreo temperamento, la ha dejado tan fuera de combate que ha tenido que pedir una baja por enfermedad. Mercedes Alaya es una juez modelo, en la doble acepción de la palabra; a saber, modelo de integridad y de coraje y, según algunos medios de comunicación, entre los que se incluye telademoda, modelo en su significado de persona de buena figura que exhibe con prestancia las prendas que luce.
A la juez Alaya la conocí la noche previa al Corpus de Sevilla en el taller del modista (sí, con a, porque servidora es de la vieja escuela); del modista Manolo Obando. Paseaba la señora con su esposo que lo es y unos amigos cuando fue invitada a tomar un piscolabis en el sarao organizado por el creador. Enseguida los presentes se le acercaron para decirle, con más o menos contundencia, que tenía un par, ya sabemos a qué tipo de par se refería la concurrencia, por enfrentarse en Andalucía a un sumario tan complejo y delicado. La señora juez agradecía con educación los halagos, luciendo un sencillo, pero favorecedor modelo, mucho más relajada por no tener que arrastrar su sempiterna maleta, donde guarda los folios del sumario.
Mercedes Alaya, impertérrita ante los focos de fotógrafos y cámaras de televisión, llegaba todos los días a los Juzgados con un modelo que, sin ser ostentoso, daba pie a que todo el mundo se hiciera lenguas del tipo de la magistrada y del cutis fino, cual porcelana, que la genética y alguna que otra ayudita le han proporcionado. Sus vestidos entallados, la mayoría de las veces acompañados de un controlado escote, que dejaba ver el arranque de su canal, aumentaron ese marchamo de icono de la moda.
Decía el otro día la escritora Ángeles Caso que la moda se olvida de las mujeres que cumplen cincuenta años. La juez Alaya está a un tris de coger el cinco. De estar atentas las firmas de moda, podrían ficharla como imagen si quieren acceder realmente a un segmento de población más proclive a gastar por dos razones: la primera, tener más poder adquisitivo que las chicas de veinte y la segunda y más importante, una necesidad imperiosa de estar y sentirse guapa como, por ejemplo, nuestra juez Alaya.
Hablando con esta mujer que tuvo a su primer hijo hace 27 años, muy joven, según sus palabras y las matemáticas, una se la imagina como musa, por ejemplo, de la firma francesa Maje, ropa chic sin estridencias en las hechuras ni en los precios. Bueno, en los precios si la consumidora tiene el poder adquisitivo suficiente para adquirirla; o sea, para profesionales que todavía pueden decir eso de que me voy una tarde de compras.
Si la juez Alaya es capaz de lucir con garbo y salero desde unos vaqueros desgastados a un traje de chaqueta o una falda lápiz, ¿en qué están pensando los diseñadores autóctonos? Ahí tienen madera ¿Se imaginan que esta señora, que levanta tanto morbo entre los hombres, se convirtiera en el referente de la moda andaluza? A su marido, un auditor de cuentas, llano y entrante, que soporta estoicamente ser conocido como el señor de…la juez de los ERE, seguro que se le caería la baba. Pero eso es mejor hablarlo cuando a su señoría se le pasen las cefaleas.
14 comentarios
Me gusta este artículo, es curioso y distinto. Felicidades. Espero que se haya mejorado la juez
Hola a todos, me gusta este artículo, creo que es muy acertado.
En Andalucía, la Junta ostenta un poder omnímodo. Hace falta mucho valor para llevar adelante una investigación que, como en este caso, incomoda tanto al poder. Espero que la juez Alaya se recupere pronto de sus migrañas y continúe con su trabajo. Su belleza y elegancia, en este caso me parecen secundarias, aunque, a decir verdad, nunca están de más.
Me encanta esta señora, la verdad que es una modelo en todos los sentidos. Muy curioso el artículo.
Me ha gustado este texto y espero que a la señora jueza se le curen pronto las cefaleas.
Querida Clara.
Me encanta que hables de esta gran mujer en tu blog, como siempre con muchisimo acierto.
Fue un honor para nosotros que esta señora compartiera una noche tan especial para esta casa.
Leyendo tu entrada, mirando las fotos y observandola un poco de cerca, se ve como ademas de la indiscutible belleza fisica que tiene, ella posee esa elegancia que no se puede comprar, que la da la integridad, la valentia y el coraje.
Adelante con tu trabajo que aporta tanto a los que te seguimos.
Es la primera vez que escribo en este blog y lo hago porque me ha sorprendido este post. Conocía poco sobre la juez de los ERE y ahora ya me hago una idea. Me encanta su estilo y sobre todo su forma de ser magistrada.
La juez es una señora magnífica, pero me he quedado sorprendido con el artículo. He leído que la bloguera es periodista, se nota. Me he metido a fondo y es un blog muy especial. Lo seguiré.
La verdad es que la mujer es un bellezón. Y encima con percha. Hay quien lo tiene casi todo (por que todo nadie lo tiene)
Este blog es distinto, por eso me gusta. Siempre te encuentras cosas sorprendentes y además te enteras de cosas. No sabía que esta señora estuviera de baja y no me extraña el asunto es para quebrar la cabeza a cualquiera.
Es que entre la Merkel y esta señora hay una gran diferencia.
Eso es lo que dicen que le han entrado… «cefaleas»… a lo mejor no es eso y tiene que ver con los EREs… muchos políticos y mucha fuerza hay ahí metidas para que llegue este bellezón y quiera desmadejar los turbios asuntos de marras.
Yo me alegro de su señoría luzca su feminidad y eso no perjudique su poderío, a ver si aprende la Merkel!!!
Esta señora siempre va perfecta y no repite modelos, a ver si se orientan los diseñadores andaluces
Pedazo de juez. Espero que pronto le den el alta.
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