Después del empacho de Grey y sus cincuenta sombras, un remedo de las novelas de Corín Tellado pero con sexo duro, violencia y nuevas tecnologías, llega la luz con Coco Noir. Un nuevo perfume de la Casa que fundara Coco Chanel. Un perfume que llega precisamente en el mes de su nacimiento, agosto. Una esencia que evoca la estancia de la inefable señorita de la Rue de Cambon en Venecia, la ciudad que escogió para llorar la pérdida del único hombre al que amó en su vida: Boy Capel. En el fondo, los Leo son unos románticos, aunque saquen las garras como las saca el personaje de moda de este verano: Grey. Y el león es, además, el símbolo de la ciudad de los canales.
Coco se dejó llevar por la cadencia de Venecia y de ese viaje se quedó con la delicada elegancia del arte bizantino, el sentido de la grandeza y la certeza de que se puede renunciar a todo salvo a uno mismo. Con estos mimbres, Jacques Polge, la «nariz» de la Casa gestó Coco Noir, donde la esencia radica en su fondo de madera y en sus notas almizcladas, al igual que las especias identifican a Coco y el jazmín fresco a Coco Mademoiselle, sus hermanas mayores. Todo ello envuelto en un frasco distinguido, aristocrático, como esas casas venecianas que, a pesar de los estragos del tiempo y de la naturaleza, mantienen ternes su prestancia, alejadas de la lastimera decadencia.
Coco Noir es intenso sin apabullar ni atosigar. Lleva el sello de una Casa en la que el lujo se palpa, no se exhibe ni se grita a los cuatro vientos. Es seductor, no exhibicionista, pero misterioso como el color que lo define. «Antes que yo, nadie se atrevía a vestir de negro», dijo Coco Chanel. Quizás porque nadie se atrevía a ser el centro de atención de forma sutil, sin aspavientos. «Si quieres que todos te miren, vístete de negro», solía decir. Pero si quieres ser la luz en la sombra, abanderada del lujo sin edulcorantes, entonces Coco Noir te ayudará a salir de las sombras y a alejarte de la fúnebre vulgaridad, como escribía Josep Pla. Ese escritor que le daba brillo a las palabras cuando las emparejaba. Les daba fuste. ¿Fusta? No, la fusta para Grey y sus cincuenta sombras.
7 comentarios
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Me ha encantado tu forma de explicarlo Clara, todo un reto tratándose de un perfume.
Me encantó las sombras de Grey, mucha cama, sí, pero entretenida. Voy a ver si me gusta este perfume.
Que elegancia de todo, de frasco, de texto, de colores….me muero de ganas de oler la fragancia!!!!
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