FIMI: Niños de rojo sobre fondo gris

 

 

Desde hace unos años, las ferias de moda no están para tirar cohetes por eso hay que reconocerles el mérito. Hay que tener mucha presencia de ánimo para levantar un tinglado cuando la queja nacional es un negativo mantra para avanzar. Es cierto que no podemos ir con una venda en los ojos, pero el lamento resta energía para salir airoso del trance. La Feria Internacional de Moda Infantil de Valencia (FIMI) se aplica ese dicho tan socorrido de al mal tiempo buena cara y saca pecho. Se vieron niños de rojo sobre fondo gris (gracias, don Miguel Delibes por sugerirme el título), pero se vieron y la vida sigue.

 

 

 

 

 Es verdad que FIMI ya no es lo que era, con ese derroche de firmas exhibiendo sus propuestas; esas calles abarrotadas de público de todas las nacionalidades;  esa sensación de que todo fluía y de que nada lo detendría. Aquellas jornadas de trabajo intenso, pero divertido, de conocer lo último de cualquier ámbito; de aprender de maestros como Pepa Ortiz, cuando ostentaba el cargo de directora de FIMI; de compañeros señeros que han marcado hitos…Pero seguir saltando a la comba es lo difícil y aquí siguen, adaptados a los nuevos tiempos: Espacio de blogueros, de creadores (See Me), de nuevos proyectos (Nuditos) y para la moda solidaria, liderada por la periodista Consuelo Vallejo, y en la que han colaborado más de sesenta empresas.

 

 

 

 

La Pasarela sigue tan viva como siempre, aunque en el ambiente se note esa grisura que podría resumirse en una contención en los derroches de materia prima; en unas apuestas para el otoño-invierno 2012-2013 más comerciales, entendida la palabra como «vendibles», pero con mucho afán de gustar y de continuar en la brecha. Con el gris de fondo en la paleta, salió a escena Bambonila, con prendas de calidad en tonos empolvados. A Bóboli se le subieron los colores, pero sin abandonar el color  protagonista de esta LXXIV edición de FIMI.

 

 

 

 

Boho Chic se estrenaba en este foro. Es una firma chilena  y como su nombre indica lo suyo es un estilo hippy chic, de prendas superpuestas con el malva por bandera; una colección aceptable, que superó Cóndor, con mucha experiencia a cuestas. Me gustó el short de ochos en punto y de color…gris. El aire escocés rojo lo trajo Elisa Menuts, que hubiera resultado mejor sin los remates de encajes. Girandola hizo parada y fonda en los sesenta, esa década tan revisitada y apostó por el color caldera en sus prendas superpuestas.

 

 

 

 

Larrana se desbordó con una colección para niñas repipis, de calidad, mucha calidad. Jugó con el azul plomo y el marrón pero perdió en el excesivo barroquismo. De Lea Lelo&Susana Mazzarino me quedo con la ropa para ellos más que con la de las pequeñas y sobre todo con la cazadora de ante con cuello de borrego.  A Lourdes se le fue la mano en la combinación de los verdes, un color que no necesariamente favorece y menos si la mezcla no es acertada. Oca -Loca vistió a las pequeñas de mujercitas con faldas de pitón y capas al estilo sesenta. Las prefiero vestidas de niñas. Mientras que Oh! Soleil llevó calidad a la pasarela con sus vestidos rosas y grises.

 

 

 

 

Paglie apostó por el azul en sus vestidos, pero también vistió a los pequeños de miniadultos. Pan con chocolate se decantó por los estampados rosas y rojos sobre fondo gris y Tumblen Dry se concilió con los preadolescentes al vestirlos como «pandilleros». Vaqueros, chupas y ese estilo «cebolla» de una camiseta bajo una camisa y un chaleco. En definitiva, un buen trabajo para seguir luchando por estar en el tajo y no bajar el listón. La moda infantil española está cada vez más volcada en la exportación. No queda otro camino. Junto con la puericultura y según datos de la Asociación Española de Productos para al Infancia (Asepri) aumentó su  facturación un 8,59% respecto al 2009, a tenor de  los datos del ejercicio de 2010, alcanzando un volumen superior a los 1.074 millones de euros. A seguir creciendo…como los niños.