He quedado con la diseñadora sevillana Margarita González para hablar de moda. La conozco desde hace años y sigue manteniendo terne no sólo su vehemencia, sino el conocimiento de las entretelas de su oficio. Sabe perfectamente lo que se trae entre manos y la sorprendo cuando le digo que coincide en muchos aspectos, sobre todo en el odio a los anglicismos, con Lorenzo Caprile, una «rara avis» del gremio.
Bueno, Margarita González también lo es. «Me verás poco en los cócteles -dice sin atisbo de remordimiento- porque me paso el tiempo experimentando en mi taller. Realmente, me prodigo poco socialmente». Entonces le digo que el maestro Cristóbal Balenciaga era así, que incluso aconsejaba a sus discípulos que no se quemaran en sociedad.
El tiempo, incluso el que le queda libre, lo dedica a seguir aprendiendo, a perfeccionarse. Hoy viene a telademoda a presentarnos lo último de su firma Baelo Claudia: «Mon Ami Junior», colecciones para las adolescentes. Una línea que es una rama más del tronco Baelo Claudia, su «prêt-à-porter» de alta gama, así como Bandoleros, ropa de campo andaluza para los hombres. También es la creadora de Callejuela, su firma de moda flamenca y reserva su nombre, Margarita González, para las prendas hechas a medida.
«Empecé hace dos años a hacer colecciones para niñas de ocho a veinte años, porque los niños los hago por encargo. Me llegaban las madres y me pedían que vistiera a sus hijas porque nadie hacía nada que les convenciera. Es cierto que cuando llegan a los doce años empiezan los problemas, ya no son niñas, pero tampoco mujeres. A mis colecciones las llamo conciliadoras, porque mantienen el equilibrio entre madres e hijas».
«Las escucho, les dibujo un boceto y las atiendo. Las adolescentes esperan que les enseñes lo que quieren ver y yo me adelanto. Atiendo a las tendencias básicas, porque a todo el mundo no le va el pantalón de campana; las hay altas, bajitas, gorditas… Yo hago un tallaje que se adapta a todo tipo de complexión y eso permite que las niñas no se traumaticen ni caigan en alteraciones alimentarias».
«A mí me encanta vestirlas», añade Margarita. «El problema está en que no se las escucha. Sacan colecciones basadas en la pasarela de las mayores y echan en falta unas para ellas, porque acaban convirtiéndolas en «lolitas» con prendas poco adecuadas para su edad. Las recibo en mi «atelier» previa cita a través de mi correo electrónico redactora@monamijunior.com de mi web monamijunior.com. Allí tengo no sólo los modelos, sino los tejidos y le pinto un boceto».
Dice que las colecciones de «Mon Ami» se venden, además de en España, en Austria, Bruselas, en el norte de Italia y que ahora están en negociaciones para que se puedan adquirir en Francia y Suiza. «Comprarte una buena prenda es una inversión. Los fabricantes y diseñadores han caído en la copia y el comprador, en el hastío». Le digo que, según un estudio, sólo la mitad de las firmas de moda españolas sigue creciendo.
Su respuesta es rápida y contundente: «Se han querido expandir a base de créditos y subvenciones y luego aparecen las deudas y se vienen abajo. Yo prefiero gastar con más lentitud pero sobre seguro, aunque malas experiencias las hemos tenido todos. Las fantasías animadas de ayer y hoy no me convencen». «Es verdad que el mercado está para todos, pero si tienes un buen patronaje el éxito está más asegurado».
«Yo controlo todas mis prendas y los prototipos se hacen delante de mí. Como sé coser puedo corregir con solvencia. El problema, la mayoría de las veces, radica en que para saber mandar en un taller hay que saber coser, hacer un patrón y cortar. Claro que la moda que no es comercial es un fracaso y el diseñador que no es comercial es un fracasado. Si no sabe vender su producto, ¿cómo pretende que lo vendan otros?
Saco a colación el tema de las redes sociales y a Margarita le parecen fundamentales. «Son el equivalente a los anuncios de antes en los medios de comunicación tradicionales, pero corren a más velocidad y llegan a mucha más gente. No entiendo nada de redes sociales, pero tengo una persona especializada que me las lleva a la perfección. Siempre he dejado mis cosas en manos de profesionales».
«Nunca le he pagado a nadie por lucir mis prendas; mis clientas ya lo hacen y si quiero un profesional, lo pago. El mundo de las «influencers» es paralelo al de la moda. Que hagan de eso su «modus vivendi», que se alojen gratis en hoteles, las inviten a comer y les paguen me parece ilógico. Dior solía decir: «Nunca regalo prendas, ya las lucen mis clientas». «No lo critico, que cada cual haga lo que quiera, pero prefiero pagar a un buen profesional tanto a un periodista como a un fotógrafo. Es cierto eso de que sólo se valora lo que se paga».
Para Margarita, la moda es cultura, un modo de vida y un arte. Le da una gran importancia a los tejidos. «Son el 50% de una prenda. A veces, se requieren lanas, mezclas de seda y poliéster y hay algunos que superan el precio de una seda. El acabador de tejidos es un oficio fundamental. Es el que le da prestancia. Pero sí, hay una gran ignorancia en este terreno, incluso en los mismos diseñadores. ¿Que eso también lo dice Lorenzo Caprile en su libro? Pues no lo sabía; gracias por informarme.
Pero, ¿por qué sabe tanto de su oficio Margarita González? Porque lo ha estudiado a fondo y no ha pasado nada por alto. «Mi madre y mi abuela eran grandes entendidas. Mi abuela tuvo una gran modista, Anita Álvarez, que era cortadora de Pepe Luis Benítez, la emblemática tienda de la calle Francos». Y luego aprendió de tejidos al pie del cañón. Con Félix Riba y Bombardó, en sus respectivas fábricas de Sabadell, ya desaparecidas. Como ven, Margarita González no da puntada sin hilo.
8 comentarios
Muchísimas gracias por vuestros comentarios. Clara, una vez más muchas gracias por confiar en mí…es un honor salir en tu blog,y un lujo que me hayas hecho la entrevista.
Margarita, nos conocemos hace muchos años y siempre es un placer entrevistarte. Aprender es una de mis pasiones y contigo aprendo de todo. Muchas gracias por confiar en mi trabajo y en mi blog telademoda.
¡Muchas gracias por la parte que me toca! Es un honor ver mi trabajo en el mejor blog de moda de España, como remate de tan encantadoras sesiones de fotos (yo tampoco simpatizo con la plaga de anglicismos). Además de la ropa de la diseñadora Margarita González, el ambiente de trabajo con las modelos de Mon Ami es entrañable: ponen los cinco sentidos posando, igual que las profesionales más expertas, al tiempo que se lo pasan bomba. Y, como niñas que son, qué decir de las meriendas de trabajo en el descanso, llenas de risas y jolgorio, alrededor de la repostería siempre elaborada por la misma Margarita la diseñadora.
Una suerte para mí ser el fotógrafo de la firma, lo que desde hoy tiene aún mayores satisfacciones. ¡Gracias de nuevo!
Fernando, no tengo el placer de conocerte, pero las fotos hablan de tu profesionalidad. Las modelos están relajadas y se lo pasan bien porque creas el ambiente adecuado para que tu trabajo sea espléndido. Me han encantado las fotos y el estilismo. No falta un detalle. Hasta la próxima.
La edad del pavo, «talla pollita» que complicado fué vestirnos en nuestra adolescencia y que facil lo está poniendo Margarita Gonzalez a las adolescentes de hoy en día. Me han encantado estos diseños y la manera cómo con sus formas, colores, tejidos, volúmenes, definen exactamente lo que significa la adolescencia:el paso de la infancia a la edad adulta. Enhorabuena a la diseñadora y gracias a Clara por darnos la oportunidad de conocerla.
Muchas gracias Rosario por leer telademoda. Es cierto, ojalá hubiéramos tenido a una Margarita González en nuestra época. ¡Cuántos disgustos nos hubiera ahorrado a nuestras madres y a nosotras!
Me parece muy difícil vestir en la franja de edad a la que va dirigida la colección, sobre todo para eventos. Enhorabuena por la valentía y por el resultado.
Buenas tardes, Lucía. Muchas gracias por leer telademoda. Efectivamente, es una edad muy difícil, la del pavo, como se decía en mi época. Pero Margarita González es una profesional con los suficientes años de oficio como para salir airosa de esta aventura.
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