Fotos: Fundación Juan March e internet
Me gusta el Art Déco, las joyas, los muebles, la arquitectura, la moda, la pintura. Bueno, me gusta su estética, aunque siempre ha sido considerado un género menor, como le pasa a la novela policíaca en la literatura o a la sección de la Agenda en un medio de comunicación. La primera, si está bien hecha, es un tratado de sociología y la segunda es vital para conservar el prestigio de la empresa, que quedaría en entredicho si sale equivocado el número del cupón ganador.
Ganar, ganamos todos con la exposición que sobre «El gusto moderno. Art Déco en París- 1910- 1935», estará abierta al público hasta el 28 de junio en la Fundación Juan March de Madrid, (www.march.es). Por fin habemus reconocimiento a esta corriente tildada por muchos de «kitsch», que es una manera elegante de llamarla cursi u hortera. Los magnánimos, que haberlos haylos a la hora de etiquetar, la consideran una disciplina decorativa y sus defensores siempre le hemos visto un especial refinamiento producido por la mezcla de lo mejor de tantas artes.
La muestra, que es un paseo por la belleza más distinguida, incluye piezas del malagueño Pablo Picasso, Léger, Coco Chanel, Jean Dunand o Eileen Grey. La exposición está organizada en ocho secciones, cronológicas y temáticas, que buscan los orígenes del Art Déco en el París de la primera década del siglo XX; revisa el cubismo como una de sus fuentes y ofrece una panorámica del lujo y la funcionalidad de los interiores franceses de los años veinte.
Las piezas proceden de colecciones públicas y privadas de Europa y EE UU y se caracterizan, unas, por ser valiosas y poco conocidas, pero de autores célebres, y otras, también relevantes, pero de artistas desconocidos.“Nos hemos ceñido al origen del Art Déco en París en 1910 y hasta 1935. Curiosamente el «revival» del Art Déco a partir de los años sesenta coincide con la llegada de la posmodernidad”, manifestó en la presentación de la exposición Manuel Fontán, comisario de la muestra junto a María Zozaya.
El denostado para unos, marginado para otros, Art Déco fue un estilo que traspasó fronteras y se expandió por el mundo hasta los años cincuenta. De su repercusión hay signos evidentes en los interiores de la película Metrópolis (1927), de Fritz Lang o en el rascacielos Chrysler de Nueva York, pasando por edificios mexicanos que menciona Malcom Lowry en su novela Bajo el volcán. Ahora tenemos la oportunidad de poder visitar la primera exposición monográfica de este arte en España en un espacio no generalista o de artes decorativas, sino dedicado al arte moderno.
Es verdad que es muy difícil definir el Art Déco, pero que cada visitante le ponga el calificativo que se le venga a la cabeza cuando contemple, por ejemplo, la sección dedicada a la Exposición Colonial de 1931 en París, con la mezcla de las formas de Charlotte Perriand, Le Corbusier o Eileen Gray, habitualmente identificadas con la modernidad pero que son deudoras del Art Déco. La específica del cubismo, las joyas de Cartier, desde broches a bolsos de mano, o las ilustraciones de moda del momento. Un lujo de exposición.