El tiempo, ese gran escultor, que dijo la escritora, a veces nos regala momentos esculpidos y otras momentos tan fugaces imposibles de cronometrar. El reloj hace tiempo que dejó de ser un artículo de primera necesidad. Sobre todo desde que le quitó el trono el móvil, con su «marcaje» continuo. El reloj se convirtió en una joya, en un distintivo de quién es, qué es y a qué dedica el tiempo libre su portador. Hay quien colecciona el lujo del tiempo traducido en piezas como las de la marca suiza Corum, que ahora que cumple sesenta años en el mercado, acaba de lanzar el Admiral’s Cup Legend 42 Flyng Tourbillon, un nombre como para tener prisa. Según leo en la nota de prensa, ya saben el «guía burro» para los legos en determinadas materias, el tourbillón, mecanismo concebido en el siglo XIX con el fin de mejorar la precisión de los relojes, simboliza el ingenio suizo en materia de micromecánica, siendo la complicación relojera de mayor prestigio. No obstante, el tourbillon es un elemento tan escaso como preciado en el universo relojero. En el caso que nos ocupa, el mecanismo tiene una gran visibilidad desde el dorso del reloj, a través de un fondo en cristal zafiro.
Ahora que los relojes masculinos también se ven en las muñecas femeninas, este nuevo lanzamiento de Corum (www.corum.ch/en) será mucho más objeto de deseo. La belleza del Admiral´s Cup Legend 42 Flying Tourbillon se encuentra en los pequeños detalles, en los tornillos reguladores de la espiral (componentes tradicionales de la alta relojería que optimizan el reparto de pesos) o en las especiales agujas de las horas y de los minutos. Sabia mezcla de sofisticación y funcionalidad, las agujas en oro rojo anuncian las horas a través de una esfera de zafiro gris ahumado. La esfera con sus horas y sus 12 gallardetes náuticos encarna a la perfección la historia de la Admiral´s Cup y los banderines que hacen de índices horarios rememoran discretamente toda la herencia náutica de la Admiral´s Cup. El bisel dodecagonal de la caja en oro rojo, enmarca los 12 gallardetes náuticos. La caja, de un diámetro de 42mm y un grosor de solo 13mm, es un ejemplo de elegancia y de robustez. Este es el tic, tac del último reloj Corum para quien pueda atrapar el tiempo.
1 comentario
Lo quiero. Precioso. ¿Tú tienes uno?
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