Los perfumes suelen echarse unos bailes suntuosos sin que nadie les eche el guante. Giran e incluso hacen volatines sin dar la cara. Están en el aire, ¿para qué queremos más? A veces no todo lo bueno se puede tocar, con que se perciba es suficiente. Ya sabemos cómo es de ladina la industria del perfume, pero a veces ¿qué más da? ¿O no es de agradecer que los hombres, desde que el mundo es mundo, procuraran rodearse de agradables aromas y delicadas fragancias? No todo iba a ser hacer la guerra y buscar las triquiñuelas para hartarse de poder.
Como todo gira en torno al consumo, aunque el pobre ande un poco famélico, los perfumistas no paran de darle al magín para obtener la fórmula mágica que les haga incrementar las ventas. Cada dos por tres aparece en el mercado una nueva fragancia que atrapa o se va de rositas sin dejar estela. En esa lucha por hacerse con el cetro olfativo siempre hay casas que se cuelgan merecidamente las medallas. Annick Goutal y Van Cleef & Arpels son dos de ellas.
El proceso que gira en torno a la creación de un nuevo perfume tiene su mijita de novelería y si no la tiene, pues se inventa sobre la marcha. A veces más que un nuevo aroma al consumidor le interesan los pasos que se han seguido para su obtención. Annick Goutal, una firma de perfumes de las que figuran en el cuadro de honor de los aromas más conseguidos, tiene su particular historia en el parto de sus últimas fragancias: Ninfeo mio femenino y Ninfeo mio masculino.
Vivo y chispeante
Camille Goutal e Isabelle Doyen trabajaban en una fórmula inspirada en el legendario jardín de las Hespérides, cuando descubren la existencia de otro muy parecido al de su imaginación pero real como la vida misma: los jardines de Ninfa, cerca de Roma. Allí se trasladan las perfumistas y se dan de bruces con un edén protegido, en el que todavía se encuentran unas ruinas medievales que surgen de un verde esmeralda y de todas las plantas que hicieron soñar a las dos «narices». Un jardín atravesado por el río Ninfeo y que en sus aguas refleja la corteza de los árboles, el follaje de las ramas, los cítricos maduros y los higos aún verdes. Con estos mimbres odoríferos nace vivo y chispeante Ninfeo mio en sus versiones masculina y femenina, atrapado en un frasco de color azul verdoso esmerilado, enriquecido con un tono gris.
Una joya
Porque los frascos son casi el cincuenta por ciento del perfume, Van Cleef & Arpels no ha dudado en crear «una joya» de continente para guarecer a su última creación: Oriens, una fragancia chipré floral afrutada. La mandarina, la frambuesa y la grosella conforman las notas de salida. Luego encontramos pétalos de jazmín, pachulí y almendra, en un perfume que sigue la estela de First, un auténtico clásico en el mundo de las fragancias. Lanzado en 1976, convirtió a Van Cleef & Arpels en la primera firma de joyería en crear su propio perfume. Porque, como dijera Pierre Arpels: «como nuestra ambición es crear las piezas más bellas y eternas, queremos crear además las piezas más bellas y efímeras».
La danza invisible está a punto de ejecutarse, ¿quién se apunta?
11 comentarios
Im getting a javascript error, is anyone else?
Will you write a «Part 2» ?
Me gusta este blog porque es atípico.
Me encanta este blog y me encantan los perfumes.
Ultimamente necesitaba un perfume que me hiciera sentir bien, es dificil encontrar el que mejor va con cada persona, creo haberlo encontrado……
Besos para todos,
repartelos tu Clara y quedate con el más grande
Estoy deseando oler esa joya de Van Cleef &Arpels
Me gusta este blog porque tiene cosas curiosas y está bien escrito.
Saludos desde Salamanca
Me gustan mucho los perfumes pero son muy caros. A ver si el gobierno los rebaja un poco, así España olerá mejor.
Menuda publicidad, seguro que te regalan los perfumes. Qué menos…
Me gustan mucho los perfumes de Annick Goutal, tienen mucha personalidad. Probaré este último.
Me encanta el frasco de Oriens.
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