«He poblado tu vientre de amor y sementera…». Así empieza el poema «Canción del esposo soldado», de Miguel Hernández. Y me lo ha recordado Sabine mirándose al espejo en ese acto reflejo de las mujeres cuando llevamos vida dentro. En esos momento íntimos de comprobar sin veladuras, entre la curiosidad y la sorpresa, cómo se va acomodando en nuestro cuerpo ese ser vivo al que nos faltan manos para proteger. Sí, aquí estabas tú, Gertrudis; sí. Y así se fue adaptando mi figura para darte cobijo. Aquí está el testimonio gráfico que le falta a tu padre de cuando viajaba en esa cuna materna que crece y crece y a la que instintivamente mecemos… «He poblado tu vientre de amor y sementera…».
(Foto: Francisco Javier Gómez Pinteño www.violenciaemocional.tumblr.com)