Wabi Sabi, la belleza de lo imperfecto

 

Lo imperfecto es único porque está hecho por la mano del hombre y la artesanía es el lujo del siglo XXI. Los orientales ya se adelantaron  y para describirlo tienen un término: Wabi Sabi, la belleza de lo imperfecto. Así es precisamente como bautizó María Vergara el espacio en el que conviven en perfecta armonía todas las disciplinas de la cultura. Un espacio vivo y abierto ubicado en la calle Viriato, 9,  de Sevilla, en el que todos los días nos sorprende, por ejemplo, la colección de un diseñador emergente, la obra de un artista consagrado que expone en ARCO, un mueble art déco, una exposición de fotografía, un maravilloso pañuelo de seda pintado a mano o un curso de caligrafía japonesa. Así es Wabi Sabi. (www.wabisabigallery.com)

 «Concibo la moda como cultura y arte, el proceso creativo de un diseñador de moda es igual al de un artista. Las ideas las plasman en un boceto y luego las hacen realidad. Los muebles antiguos son arte. En Historia del Arte había una asignatura que se llamaba Historia del mueble». María Vergara, la artífice de esta idea que rompe moldes, es licenciada en Bellas Artes, en la especialidad de diseño gráfico, además de ser diseñadora de interiores. «El arquitecto Leonard Koren cambió su filosofía de vida cuando descubrió el Wabi Sabi. Escribió un libro y empezó a dar conferencias sobre la importancia que los japoneses le dan  al arte y  a la naturaleza».

 

Dice María Vergara que siempre elige las cosas, que nunca las hace al azar. «Quería crear un espacio vivo, versátil, que se adaptara a cosas diferentes. Un espacio en el que se imparten talleres como el de caligrafía japonesa, de escritura, de dibujo, de ilustración. Pueden ser intensivos, de una semana, o de meses. Contamos con un Club de Lectura y Cine todos los jueves, donde se comenta un libro que haya sido llevado a la pantalla grande. Hay presentaciones de libros, conciertos, conferencias, performance y hasta teatro, en el que el público interviene y forma parte de la obra».

 

«Pero también alquilamos nuestros muebles para películas, videoclips, anuncios, etc, así como nuestro espacio para presentaciones de marcas, catas de vino, grabar un videoclip, rodar un corto, para un shooting fotográfico, para publicidad, moda…». En este espacio multidisciplinar nunca se repite nada. Si una tarda un poco en ir o se piensa más de la cuenta la compra de una escultura, una lámpara, un cuadro o un vestido seguro que cuando vuelva no está. En Wabi Sabi todo se renueva a un ritmo vertiginoso, porque todo es diferente y exclusivo. «No me gusta repetir», dice María Vergara, siguiendo las bases sobre las que ha edificado su espacio: Todo está muy seleccionado y es especial.

 

Como especiales son las iniciativas de este Wabi Sabi singular. Además de toda esa retahíla de actividades curiosas, diferentes y difíciles de encontrar, María Vergara se embarcó el año pasado en un proyecto de envergadura. A su apoyo incondicional a los artistas emergentes de cualquier disciplina desde que iniciara la aventura de Wabi Sabi, añadió un concurso destinado únicamente a los dedicados a las artes plásticas y a la fotografía. La primera edición se celebró el verano pasado y dado el éxito y la repercusión alcanzada decidió continuarla con más bríos.

«Se presenta gente de todo el mundo desde México a Japón, pasando por Alemania o Canadá. Se llama Emergentes 2013 y la única condición es que  el autor sea novel. Emergente no tiene nada que ver con la edad, hay gente que hace cosas muy interesantes con veinte y con sesenta años. No hay por qué  limitar la creatividad». Como tampoco hay límites para este espacio que es el reflejo de su propietaria, una mujer inquieta y emprendedora, que sortea con inteligencia a la endemoniada crisis, capaz de acabar con las ilusiones de cualquiera. Pero nunca con las de María Vergara, a la que un día encandiló la filosofía de vida oriental que abomina de lo industrial, de lo hecho en serie, porque nunca tendrá la belleza de lo imperfecto.