MIMAPI, DE SEVILLA AL MUNDO

por Clara Guzmán

Foto: ©@aldebaranestudio

Irene de Frutos Vázquez es el alma mater de Mimapi @mimapi_com, una firma de moda infantil sevillana a la que empecé a seguir en Instagram porque sus diseños se salían del estilo clásico. Lleva tres años en el sector, acaba de lanzar su sexta colección y vende el cien por cien de su producción a tiendas del extranjero. Su clientela está desde el primer momento en Estados Unidos, Kuwait, Inglaterra y Finlandia y este año se han sumado a la lista Israel, Arabia Saudita, Taiwan y Canadá.

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Hacemos la entrevista por teléfono para «curarnos en salud» de la pandemia y a pesar de no ser cara a cara, la seguridad y el aplomo de Irene son palpables. Arquitecto de formación, me explica con precisión el paralelismo entre su profesión y la de diseñador. «Los arquitectos diseñamos volúmenes funcionales. Es evidente que un edificio y una prenda son elementos distintos, pero la creatividad es la misma. El patronaje es hacer un plano; es decir, no he variado mi concepto a la hora de diseñar».

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Como suele suceder en estas transformaciones, a Irene el cambio le llegó en 2012 cuando la empresa de construcción en la que trabajaba, y debido a la crisis, la mandó al paro. Se casó, tuvo dos hijos y fueron precisamente ellos el motivo de que probara fortuna en el sector de la moda infantil. «De hecho, el nombre de la marca, Mimapi, es cómo mi hijo Martín nos llamaba a su padre y a mí cuando se refería a los dos. Si el detonante fueron ellos, qué menos que bautizarla así».

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Me cuenta Irene que la ropa infantil le parecía muy clásica y no era su estilo. Tampoco era partidaria de la producción en masa. «Entonces intenté aplicar el mismo concepto a mis hijos. Tenía tiempo libre y estudié patronaje en un curso del Distrito, pero tanto la producción como el muestrario me lo hacen en un taller de Marchena. Estoy muy orgullosa de producir no sólo en España, sino en mi tierra. Es un trabajo en equipo; voy al taller cada dos por tres y hago un seguimiento continuo de cada prenda».

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Las colecciones de Mimapi son para niñas de dos a dieciséis años, aunque hace pinceladas para niños, sobre todo camisas, siempre pensando en los gustos de su clientela. La producción es bajo pedido y aunque vende por ahora en el extranjero, le gustaría estar presente en el mercado español. «Los tejidos de mis colecciones son naturales, casi todos algodones orgánicos, porque si nosotros no cuidamos el planeta, ¿quién lo hará? Deberíamos tomar conciencia de la moda sostenible porque nos jugamos el futuro».

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«También se deberían respetar los derechos humanos y laborales de los trabajadores y no abonar un euro por prenda. Además, debería ser obligatorio pagar los impuestos donde se vive». Si nos fijamos en la colección de este otoño-invierno, que hoy traemos a telademoda, abundan los tonos lisos y los dibujos geométricos. «Apenas tengo estampados. Los colores son los que usamos los arquitectos, que solemos ir de negro. También he utilizado el caldera, el verde hoja, el blanco y un tono maquillaje».

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