FERNANDO CLARO: «LA PASARELA TIENE QUE SER UN ESPECTÁCULO»

por Clara Guzmán

Artesanía y nuevas tecnologías se dan la mano con naturalidad en»Éter», la colección de costura de la próxima primavera-verano que el sevillano Fernando Claro (fernandoclaro.com) ha presentado en la LXXVIII edición de la Fashion Week Madrid y que hoy traemos a telademoda. Inspirada en el océano, tiene la fluidez como referencia en los tejidos y en el movimiento de las prendas. Junto a su hija Beatriz, con la que forma desde hace unos años un sólido tándem, Fernando Claro ha vuelto a desplegar su creatividad y a poner de manifiesto su pasión por el oficio. «No hay que hacer cosas porque estén de moda, hay que hacer moda y que la gente pueda vivir de este sector».

El movimiento de las olas en alta mar, la textura de la espuma, la humedad de la brisa marina o el fondo de arena se han interpretado en las prendas. Elaboradas con la paciencia y el mimo de la artesanía, han tenido como perfectas aliadas las nuevas tecnologías, al utilizarse polímeros reciclados para crear estructuras con tecnología 3D. Fernando Claro me cuenta el minucioso proceso manual de, por ejemplo, los dos trajes de chaqueta en organza de seda que desfilaron en Madrid. «Para conseguir la forma deseada rellenamos el tejido de canicas, que luego sustituimos por perlas». Porque las perlas, los corales, los cristales pueblan esta colección, que es un claro homenaje al mar y por ende a la naturaleza.

Los vestidos son las estrellas de «Éter», en tejidos vaporosos como muselinas, gasas, tul de seda y redes. Los colores, toda la gama de azules, desde el celeste al marino, rosas nacarados, blancos perla y negro como el fondo del mar. «Las formas van pegadas al cuerpo y el volumen radica en los hombros», dice Fernando Claro, que lleva seis años, doce ediciones, presentando sus propuestas en la Fashion Week de Madrid, antes Cibeles. «Mis prendas son artísticas, es lo que se impone y además la pasarela tiene que ser un espectáculo que sorprenda al público. Mi hija Beatriz y yo hacemos la colección. Y todo comienza cuando empezamos a trabajar la idea, los colores, los diseños; cuando empezamos a expresar lo que queremos contar».

«Cada uno tiene su don y a mí lo que verdaderamente me gusta es diseñar, trabajar un patrón y estar en el taller». En el taller ubicado en su localidad natal, Dos Hermanas, en la provincia de Sevilla. «No, no me ha hecho falta irme a Madrid para triunfar, pero desde que vamos a Madrid nuestro trabajo tiene más repercusión. Nuestras prendas son de costura. Hacemos a medida trajes de novia, de madrina y de invitada. Todo está hecho en Andalucía. No salimos de España, porque incluso los complementos que diseñamos aquí, zapatos y bolsos, luego se realizan en la zona de Levante. Dieciocho personas, entre Madrid y Sevilla, trabajan con nosotros, algunas de ellas llevan treinta años a nuestro lado, sin olvidarnos que siempre hay en el taller uno o dos becarios».

«¿Que qué opino de la moda sostenible? Pues que todo es política. Nosotros en estos momentos estamos sosteniendo a dieciocho familias. Lo que deberían es suprimir algunos de los muchos impuestos que hay. Es verdad que nunca me han dado subvenciones, pero tampoco las he solicitado». Fernando me confiesa que no suele estar al tanto de esas cuestiones, su mundo es, como el de cualquier artista, el taller. Es allí donde surgen sus ideas que luego verán la luz. «Mis referentes son los clásicos: Chanel, Balenciaga y Schiaparelli, mi firma preferida. Siempre los miro, porque me gustaría parecerme a ellos. Todos tienen su sello, su costura y su buen hacer».

A las tiendas que Fernando Claro tiene en Sevilla y en Madrid se va a unir en breve un «córner» en el centro comercial Wow, situado en la emblemática calle Serrano del madrileño barrio de Salamanca. Le pregunto si cree que en la moda ya hay relevo generacional, si despuntan algunos jóvenes, pero inmerso en su mundo creativo, me contesta que tiene que haberlo. «Porque nosotros tendremos que retirarnos algún día». «En lo que a mí respecta, mis hijos se van a quedar con mi legado, pero las nuevas generaciones tienen que coger el testigo, de lo contrario, el sector se iría al traste. Confío en que los jóvenes estén apostando fuerte, aunque ahora vivimos en el triunfo de lo fugaz. Todo tiene que ser rápido, hasta el éxito. Son los tiempos que nos han tocado vivir y creo que no se volverá a lo de antes».

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