Cibeles no es lo que era

por Clara Guzmán

victoriolucchino

El alegre y optimista naranja de Victorio&Lucchino

Cibeles no es lo que era. Sí, ya sé que ahora se llama Cibeles Madrid Fashion Week , que la bautizaron de esta guisa para que pudiera entrar en el circuito de las pasarelas internacionales. Pero Cibeles no es lo que era, qué quieren que les diga. Claro que nosotros tampoco somos lo que éramos allá por los ochenta y noventa cuando cubríamos los desfiles. Cuando digo nosotros me refiero a esa peña de periodistas que fuimos creciendo en la profesión a medida que Cibeles se iba haciendo mayor de edad y gobierno. Lo de gobierno no es con segunda intención; es sólo literal. Cibeles echó a andar cuando los ochenta eran nuestros y ahora continúa su camino cuando los dos mil no sabemos de quiénes son.

Cibeles ha cumplido su L edición y lo ha celebrado con un logo que recuerda los encuentros en hoteles de destartaladas salas de una editoral de libros de autoayuda, con todos mis respetos para su diseñador.  Los leones enlacados que se asoman por el redondel del cero de cincuenta (me ha salido casi una firma) vendrían a decir: «cómete el mundo antes de que el mundo te rebane el pescuezo». Dicen que las arcas no están para contratar a lo más «fashion» del mercado. Claro que a lo mejor lo más «fashion» es lo que se exhibió.  Vaya usted a saber.

Lo de las arcas cortitas con sifón es que se respiraba desde que se entraba en el recinto de Ifema. En los accesos a la pasarela, un espacio para los tenderetes de los diseñadores emergentes de El Ego. Broches, tocados, complementos y camisetas, muchas camisetas. La prenda estrella, porque según la sempiterna directora de Cibeles, Cuca Solana, es lo más asequible para el visitante. Claro que el visitante no estaba por la labor de invertir euros en obras de principiantes. Es lo que tiene la crisis, que se pierde la alegría de gastar por gastar.

Cazadores de tendencias

De todas formas, cazadores de tendencias los había hasta en el lavabo. Bueno, en el lavabo porque perseguían al cazado casi hasta compartir función fisiológica. A mi amiga la diseñadora Aurelia Medina la pillaron en el retrete, que es como llama al servicio (pipi-room, dicen los cursis) el mayordomo de la duquesa de Alba; al menos el que tenía hace años.

Cibeles me pareció muy chica, como si se hubiera jibarizado; como si ahora fuera una mesa camilla de familia numerosa, pero mesa camilla. Y con un público desganado, como inapetente, sin el brío de antaño. Una recuerda aquellas interminables colas de gente ávida de ver diseño, espectáculo, fiesta, divos celestiales y terrenales, que haberlos haylos, y esto le parece  una reunión de  aburridos congresistas. Modelos exuberantes, flashes, movimiento, animación, bulla. Gentes apresuradas resolviendo fallos de última hora. En fin, una veía vida. Será la crisis. Porque en estos últimos tiempos la crisis le ha quitado el trabajo al gato en su papel de responsable -comodín de todos los desaguisados.

Las túnicas de Victorio &Lucchino

Color y mucho, pero de los vibrantes como el naranja, es la apuesta de los andaluces Victorio &Lucchino. Sí, andaluces, porque José Víctor Rodríguez es cordobés de Palma del Río y le gusta que lo ubiquen en su tierra, aunque se haya casado con el sevillano José Luis Medina. Largos y cortos fueron la tendencia general, con lo que la locura está servida. Servida porque echa por tierra una teoría que hasta la fecha se había ido bandeando muy bien y que decía: falda corta sinónimo de época de economía boyante; larga, de vacas flacas. Así que las colecciones para la  primavera-verano 2010-11 no arrojan ninguna certeza sobre lo que nos deparará la situación financiera en la mitad del año entrante. Será como siempre, cada uno contará la feria según le vaya.

angelschlesser

Ángel Schlesser acertó con su nuevo minimalismo

La delicadeza de Angel Schlesser

Los andaluces arrastraron a sus incondicionales, que vinieron de Sevilla en el cómodo AVE. Su clac no les defraudó, claro que su ropa, comercial, tampoco. Sus vestidos cortos de vuelo, con telas de diferentes estampados, en una suerte de patchwork, fueron bien recibidos por el público, pero sobre todo sus túnicas vaporosas y sensuales. Algunas tenían volantes con efecto plisado, el sello de autor de los creadores, aunque desde hace un tiempo abandonaron el reclamo que les diera justa fama. En primera fila, pero sin alharacas, la que fuera ministra de altos vuelos,  Magdalena Álvarez, en su condición «de amiga de los niños».

Las que también estaban sentadas en primera fila en el desfile de Ángel Schlesser eran las directoras de las publicaciones de moda como «Yo Dona» , «Telva» o «AD», Charo Izquierdo, Nieves Fontana y Montse Cuesta, muy caras de ver. Schlesser, ya repuesto de su tendinitis, dio una lección de buen hacer en su nueva apuesta por el minimalismo. Me quedo con su serie de vestidos blancos con una pincelada negra. Elegantes y delicados, incluso en su medida: la mayoría por encima de la rodilla. Schlesser es práctico y sabe lo que quiere la mujer: funcionalidad. Comprar ropa a la que sacarle provecho.

El regreso de Verino

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Roberto Verino volvió a apostar por lo seguro, el negro

Esa también es la especialidad de Roberto Verino, aunque para una mujer mucho más exuberante. El gallego volvía a las tablas de Cibeles para conmemorar el L aniversario de este foro de la moda. Con él también regresaba  Adolfo Domínguez. No se fueron para volver de nuevo, como dice la canción, al menos Verino, para quien Cibeles es como una antigua novia. Y para quien «hay vida inteligente más allá de Cibeles, aunque es una tontería negar que ayuda y mucho más en estos momentos». El negro fue uno de sus colores y jugó también con los dos largos: desde  hasta los pies al muslo al aire. «He intentado -me dijo- que sea una colección Roberto Verino para que no me acusen de inconsciente. He intentado que sea muy comercial, porque no tengo edad para hacerme pasar por «joven diseñador» y he intentado que sea sorprendente. Sé que en Cibeles como en Sevilla a nadie le guardan la silla».

Verino, que es un auténtico empresario de la moda, dice que la crisis nos hará mejores. «Intento no quejarme, que es de mala educación, intento conocer sus causas científicas (Paul Krugman me ayuda mucho) y sobre todo intento encontrar salidas eficaces a corto plazo».

Que así sea.

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3 comentarios

Hortensia Gil 2 octubre 2009 - 16:32

Hola Clara, como siempre cada vez que leo un articulo tuyo sobre moda, me encanta, me apaciona la moda y todo lo que le rodea, pero hay gente que la utiliza mal , por eso me gustan muchos tus articulos, porque con ellos la engrandeces, gracias

María 1 octubre 2009 - 15:52

Me alegra saber que no soy «rarita», y que hay más gente que opina lo mismo que yo. El comentario de Marisa Canalejas me anima a pensar que hay un poco de luz en este tunel de «modernidad» que aflora en nuestra juventud y me hace ver que no estoy tan anticuada con mis ideas. Parece como si hubiera leído mi mente a la hora de escribir su ´»artículo literario». Yo me he preguntado lo mismo que ella ¿donde están esos maravillosos asesores de imagen que «en teroría» todo controlan y organizan? Porque está bien que una se vista como quiera, que para eso pertenezco a la clase «anónima» y, aún así y todo, procuro ir todo lo «fashion» que mi body y mi bolsillo me permiten, pero la familia de un Presidente de España que nos está representando durante un acto oficial, ya sea fuera o dentro de nuestro país, no puede ir de esa «guisa» ¡Vamos! yo soy Zapatero y dejo a «mis niñas» encerradas en el hotel antes que hacer el «ridículo oficial».

Marisa Canalejas 26 septiembre 2009 - 17:55

PASARELA LITERARIA
Cuerda por los trapos

Me gusta la moda. Desde que era chica soy una loca de los trapos, pero me vuelvo cuerda cuando veo que algunas modas se utilizan para en vez de embellecer, afear a las mujeres. Lo vi el otro día en la portada del ABC. Las dos hijas del presidente del Gobierno iban vestidas de góticas, pero yo creía que gótico era un estilo arquitectónico y no una manera de hacer el ridículo. Por la Pasarela de la Casa Blanca las tres mujeres de Zapatero se vistieron de negro, a lo mejor para ir a juego con el color de sus inquilinos, sin darse cuenta que echaban un borrón en el estilo que siempre ha caracterizado a los españoles.
¿Dónde estaba el protocolo? Yo soy una loca de los trapos pero veo estas cosas y me vuelvo cuerda. Me gusta ir bien vestida tanto por la mañana como por la tarde y por la noche. Para eso consulto a la gente que me rodea, mucho más experta que yo. Así que un presidente y, sobre todo su señora, deberían haber consultado a todos los asesores que tienen, que he leído que son muchos. Pero sobre todo se deberían haber guiado por el sentido común. Tampoco es que les pusieran a las criaturas trajes de nido de abeja, calcetines y un lazo en la cabeza. No, pero unas botas militares no me parece lo más adecuada para ir a una recepción. Tampoco las uñas pintadas de negro. ¿A ver si las chiquillas quisieron congraciarse y empatizar con el color de piel de Obama y Michelle?
Esa es la Pasarela española en la Casa Blanca. Para quedarte lela.

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