Reflexiones sobre los premios nacionales de la moda

por Clara Guzmán
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Modelos del sevillano Antonio García. Foto tomada de Vanidad

Hasta el 15 de febrero está abierto el plazo de presentación de candidaturas para los premios nacionales de la moda, convocados por el Ministerio de Industria, Energía y Turismo, a través de la Dirección General de Industria y de la Pequeña y Mediana Empresa y a propuesta de la Mesa de la Moda Española. Bueno, pues bienvenidos estos galardones que, según la nota oficial, tienen la finalidad de reconocer el mérito y avalar el prestigio de la industria de la Moda de España, contribuyendo a su vez a apoyar la «Marca España». Bienvenidos porque son un chaparrón de reconocimientos los que se van a entregar a partir de este año y sin aparente fecha de caducidad. Aquí o nos pasamos o no llegamos, porque cuando se quiere contentar a tanta gente se acaba enfadando a todos.

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Una propuesta de Ángel Schlesser. Foto tomada de diariofemenino

Para empezar, industria de la moda no hay en España para qué vamos a engañarnos. Hay grandes grupos de distribución que fabrican fuera de nuestras fronteras, porque en nuestra tierra infraestructura para esas dimensiones no existen. Pero, eso sí, hay muchas pequeñas y medianas empresas que se baten el cobre a diario para salir al mercado a luchar contra los gigantes. Lo que hay en España es mucho mérito para sobrevivir con unas condiciones no muy favorables para el sector patrio, mientras que se abren las puertas de par en par para que se instalen los foráneos a vender prendas de usar y tirar. Que además huelen mal ¿o no? Ya sea por los tintes chapuceros o por las condiciones higiénicas de los establecimientos. Merecedores de estos premios hay muchos, como los que vienen a esta entrada. Diseñadores que  luchan, caen, se levantan y siguen contra viento y marea.

 

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Un desfile de Carmen March. Foto tomada de Yo Dona

 

Los premios reconocerán  a aquellas personas, instituciones, organizaciones e industrias que hayan realizado un esfuerzo importante para lograr la excelencia empresarial en el sector, dice la nota del ministerio. Y los galardones son cinco. A saber:

1.- Premio Nacional a la PYME de la Industria del Sector de la Moda.

2.- Premio Nacional a la Gran Empresa de la Industria del Sector de la Moda.

3.- Premio Nacional al Emprendimiento de la Industria del Sector de la Moda.

4.- Premio Nacional al Diseñador de Moda, en dos modalidades: Premio Nacional a la Trayectoria y Premio Nacional al Nuevo Valor.

5.- Premio Nacional a los Profesionales de la Comunicación, de la Academia y de la Cultura que destaquen por su labor de puesta en valor de la Moda Española.

 

 

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Un diseño del sevillano Daniel Rabaneda. Foto: Madrid Fashion Week

Y servidora, que es una periodista senior con espíritu junior; o sea, curtida en mil batallas, sabe que, como siempre, no lloverá a gusto de todos.  Las preguntas se sucederán: Por qué se premia a fulano y no a mengano o quién se sienta a desayunar, comer y cenar en la Mesa de la Moda. Aunque la cuestión es que seguimos edificando la casa por el tejado. Si de verdad se quiere apoyar a la moda se debería invertir en infraestructuras, en industrias que crearan un tejido empresarial sólido; en profesionalizar oficios que se están perdiendo y en no dejar escapar oportunidades de negocio por no poder producir ni distribuir la mercancía. Lo peor de estos premios tan generosos en modalidades es que a la tercera convocatoria ya no hay nadie en nuestra tierra a quien reconocerle el mérito y, claro, los galardones va perdiendo fuelle. Que se lo pregunten a los encargados de hacer la lista de los condecorados con las respectivas medallas de ciudades o comunidades autónomas.