
Lo he escrito muchas veces. Un bolso es el compañero ideal. Es una tumba tanto por lo que transporta, como por el lugar de dónde viene o adónde va. Es misterioso per se, pero también eficiente. Un bolso es la prolongación de la personalidad de su usuario y el cancerbero de un contenido que a veces asombraría al más pintado. En fin, un bolso es el complemento perfecto a cualquier hora del día y de la noche. Siempre. Bueno, siempre, siempre, no. Vestida de flamenca, nunca. Para eso está ese bolsillo interior entre volantes, situado en el sitio preciso y con la medida perfecta para que en la Feria vayamos libres, pero con nuestro kit de supervivencia a mano. Hoy traemos a telademoda los bolsos de Roberto Verino. Unos bolsos que nos acompañarán toda la vida, porque llevan la esencia de una firma que desde sus inicios defiende consumir con sentido común para construir un armario esencial ¡Ole!


Pues sí, un bolso es nuestros pies y nuestras manos, como se suele decir en roman paladino. El complemento perfecto, si nos ponemos trascendentales. Un bolso es el compañero idóneo y el transmisor de nuestro estatus social e incluso de nuestro estado de ánimo. Los de Roberto Verino llevan ese combinado inmejorable entre artesanía y diseño. El dúo idóneo para seguir a pie juntillas la filosofía de la marca gallega, que invita a adquirir calidad para que las piezas perduren y sean incluso susceptibles de heredarse. ¡Menuda suerte que un bolso pase de madres a hijas e incluso lo estrenara la abuela! Son, como pueden imaginarse, piezas con solera.


Los bolsos Roberto Verino van desde los trenzados impecables hechos a mano, hasta la versatilidad de cada estructura. Cada bolso de esta colección está pensado para acompañar un estilo diferente, definido precisamente por este complemento que remata un conjunto. Ya sabemos que «La ropa es inevitable. Es nada menos que el mobiliario de la mente hecho visible», que dijera el experto James Laver. A las prendas de vestir le añadimos los complementos, que son los heraldos del estilo, donde la creatividad personal se hace realidad. La marca Roberto Verino, que nació en 1982, nos da las herramientas y nosotros las utilizamos. Gracias por tan inmensa y sensata ayuda.