Katherine Hepburn y la moda

por Clara Guzmán

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Cecil Beaton, al que no conocen las nuevas generaciones, no por edad, sino porque no suelen leer, dejó escrito que las mujeres de buen gusto hacen un pacto con la moda y les proporciona un resultado muy agradable, en contraposición a las vulgares, que la siguen ciegamente. Hoy, que había leído una entrevista en Vogue a Carolina Herrera, mujer distinguida- lo suyo es tener clase-, en la que decía una frase casi similar refiriéndose a seguir a pie juntillas las tendencias, me topo con la efemérides del fallecimiento de una actriz señera no sólo en la gran pantalla, sino en el modo tan peculiar de interpretar la moda, Katherine Hepburn.

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De todo lo que he leído acerca de esta mujer con fama de arrogante, altanera y lenguaraz, pero con una desbordante personalidad, me quedo con esta frase de su amigo George Cukor:  “No se parecía a los años 30, sino a sí misma. Luego las chicas empezaron a imitarla, y la década se pareció a ella”. Hasta el 12 de enero de este año se pudo ver en la Biblioteca Pública de Nueva York una exposición sobre esta actriz de fuerte carácter que no se casaba con nadie. Ni con el amor de su vida, Spencer Tracy, al que su religión católica le impedía divorciarse. “Katherine Hepburn: Vestida para el escenario y la pantalla”, fue una muestra en la que se puso de manifiesto su estilo y su determinación a la hora de vestirse.

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Sobre todo a la hora de llevar, la mayoría de las veces, pantalones. Pantalones caquis y jerséis  de cuello  alto inundaban su guardarropa, aunque los diseñadores más importantes de su época, como Hogard Greer, Cecil Beaton o Margaret Furse, hicieron creaciones para ella. De todas formas, la Hepburn hacía honor a esa frase de Yves Saint Laurent, lanzada quizás para promocionar su esmoquin femenino, pero muy acertada en el caso de la actriz: «Nunca una mujer fue tan femenina como cuando se vistió de hombre».

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Acompañaba a los modistas para elegir los trajes de sus películas: camisas enfundadas en pantalones largos o vestidos vaporosos ceñidos en su cintura mínima. “Cada vez que oigo a un hombre decir que prefiere a las mujeres con faldas le digo: ‘Ponte una, ponte una falda’”, decía la actriz, que influyó mucho en la percepción de la moda de los años 30. Pero su acerada lengua no se quedaba ahí. Cuentan que cuando  fue entrevistada por la famosa periodista Bárbara Walters, le preguntó si no tenía ninguna falda, a lo que Hepburn, sin inmutarse, contestó: «Tengo una, señora Walters. La llevaré en su funeral».

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Pero me quedo con esa otra frase llena de púas con la que contestaba a las flechas con curare que le lanzaban sus detractores:  «Los enemigos son muy estimulantes», algo así como la competencia. Te hace ponerte las pilas y  saber lo que vales. En su aparente desaliño  indumentario, había horas y horas de dedicación en exclusiva a su cuerpo y a su imagen. Una vez le dijo a Greta Garbo:  «Estoy segura de que a nosotras nos lleva más tiempo un «look» que parece que no nos ha costado ningún esfuerzo que a otra mujer vestirse maravillosamente».

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Lo cierto es que su ropa, por muy esport que pareciera, estaba hecha a medida y, aunque nunca fue amiga de un exceso de maquillaje, una capa extra de pestañas postizas resultó el truco al que nunca se resistió. Era la sofisticación pasada por el tamiz de la naturalidad. Su cuerpo huesudo y su estatura contribuyeron a que fuera un modelo a seguir por multitud de mujeres que aspiraban a parecerse a ella, no sólo por  su manera de vestir, de maquillarse y de peinarse, sino por ser una avanzada de su tiempo. Una mujer en pantalones, sin perder un ápice de su feminidad, era una raya en el agua. Y sobre todo una mujer  independiente y dueña de su vida.

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9 comentarios

Pere Greenham 18 septiembre 2018 - 19:57

Tomaré algunos datos de tu interesante artículo. La Hepburn era andrógina en su actuar y vestir. Hollywood nos ha ocultado a much@s actores transgénero y creo que ella fue un niño transgenerizado por pacto con la sociedad Illuminati. Alta, angulosísima con osamenta de varón y comportamiento marimacho. Lo de la moda va de acuerdo a su verdadera personalidad.

Clara Guzmán 2 noviembre 2018 - 18:32

Pere Greenham, muchas gracias por sus palabras. Me alegro que le sea de utilidad mi artículo.

Estibaliz 3 julio 2013 - 22:18

¡¡¡GENIAL!!

Pepa Ortiz 2 julio 2013 - 13:25

Antes que nada, FELIZ CUMPLEAÑOS CLARA!

Me ha encantado tu artículo. La Hepburn… nos enseñó a valorar la importancia de estudiar el desaliño!

Juan 1 julio 2013 - 17:41

Es cierto, aunque las películas en España se ven dobladas, la fuerza y el carácter que esta actriz transmitía en sus interpretaciones son de los que no se olvidan. La recuerdo en la televisión en blanco y negro de mi infancia, casi siempre de pareja con Spencer Tracy, con quien rodó la inolvidable: «Adivina quién viene a cenar esta noche». Luego en «El león en invierno» haciendo de Leonor de Aquitania, sublime y siempre, siempre, elegante, incluso en aquella película que vino a rodar a España, a la provincia de Guadalajara, «Las troyanas».
Felicidades a la bloguera por traernos el recuerdo de Katharine Hepburn y por sus 500 entradas.

Juan Luis 1 julio 2013 - 13:31

Hola, felicidades por tu cumpleaños y tú sí que tienes carácter y clase, periodista/bloguera. Tu blog es de los que se salvan porque es distinto, claro que también me gusta ver a esas chicas exhibiendo muslamen para presentarnos unos pantaloncitos hechos en la India, ja,ja,ja…

Maria de Lasso 1 julio 2013 - 12:00

Yo me quedo con la frase «la sofisticación pasada por el tamiz de la naturalidad»… Felicidades querida Clara por tu entrada número 500, esperamos otras 500s entradas mas que siempre nos informan tan bien y sobre todo que dan gusto leer.

Inmaculada Sancho 1 julio 2013 - 10:56

Una mujer con carácter. Me gustaría parecerme a ella.

Rosa Cuervas 1 julio 2013 - 0:35

Una mujer muy especial que se parecia a ella misma.Siempre me ha gustado. Gracias por traernosla hoy a tu blog Clara. Felicidades!.

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