Ávila, la importancia de saber cortar

por Clara Guzmán

avila01Es sastre por vocación, devoción y entrega. Con la aguja hace las mismas filigranas que cuando recita y se le cae la baba enseñando sus obras casi como cuando muestra las fotos de sus seis nietos. Es Fernando Rodríguez Ávila, Ávila para sus clientes.

En la mesa de su tienda taller, en la calle Sauceda de Sevilla, hay una revista del gremio con una entrevista a un colega de Barcelona, José María Blasi, en la que dice: «Este  oficio no se aprende en dos años; se necesita estar casi una década junto a un buen profesional». Entonces Ávila coge el hilo y va hilvanando: «Aunque hemos restringido los años de enseñanza, no deja de ser un problema el aprendizaje y no sólo en nuestro gremio. En los demás oficios suele ocurrir lo mismo por la derivación masiva a querer estudiar, cosa muy respetable, pero que si, por ejemplo, la Universidad Laboral que disponíamos en Sevilla abriera nuevamente sus puertas a estos menesteres de enseñanza, la cuestión cambiaría. La base es saber interpretar la costura, de lo contrario solo serían diseñadores; o sea, que ni cosen ni cortan. Cortar es el súmmum. Es como una casa, los ladrillos son los pilares en una obra y el arquitecto le da su gracia y su personalidad».

Para este veterano alfayate, la gran responsabilidad de su oficio es vestir no sólo al hombre de hoy, sino al de siempre.»Los profesionales jóvenes de academia, que se forman de cortadores, se los llevan las grandes empresas de confección. La única academia de sastrería que existe está en Madrid. Salen titulados no sólo de corte, sino de aguja. A los profesionales de provincias los formamos los mayores. Actualmente tengo cuatro alumnos en mi taller que vienen una vez en semana. Son tres chicas y el gran modisto Manolo Giraldo que quiere tener, como Cerezal, una sección de sastrería y otra de modistería. A Cerezal le llamaban el Balenciaga sevillano. Lo mismo se sentaba en la silla de coser, en la máquina o pegando la barriga a la mesa, como solemos decir para cortar. Sastras claro que ha habido. En Triana había una señora muy famosa que también hacía trajes de flamenco para hombre. Todo lo antiguo vuelve, señal de que es bueno».

avila-2La veteranía es un grado

Mientras hablábamos le interrumpe una oficiala para preguntarle al maestro sobre el tipo de bolsillo que le va a poner a una prenda. Ávila se levanta le da las instrucciones y luego me dice: «Si no sabes hacerlo, no lo puedes explicar».  Porque la veteranía es un grado, también se lleva de calle al público que contempla su obra. «En la semana dedicada a la Moda de Sevilla, los sastres y modistos tenemos un día exclusivo donde mostramos nuestras prendas artesanas. Eso quiere decir que se nos respeta. Tenemos la gran suerte de contar en la presidencia con Carmen del Marco, que está haciendo una labor excelente no siempre reconocida. En este foro presenté dos conjuntos esport para gente joven, un traje de mañana y tarde y un traje azul marino cruzado, propio para cualquier tipo de ceremonia. El sesenta por ciento de nuestra clientela está en la banda de los treinta a los cincuenta años. Vestimos a políticos, abogados, médicos…hombres que utilizan el traje como uniforme de presentación. El Príncipe de Asturias es nuestro mayor exponente de elegancia internacional, vestido por mi gran amigo Jaime Gallo, perteneciente a nuestro querido Club de Sastres».

avila-3Para Fernando Rodríguez Ávila, una parte muy importante de su gremio es la unión que han tenido siempre a través de su Hermandad. «La patrona de los sastres y modistas es Nuestra Señora de los Reyes, una imagen de las mejores vestidas de Sevilla, ya que tanto de ella como del Niño se encargaba Cerezal y ahora nuestras nuevas generaciones. Porque tenemos buenos profesionales que lo han demostrado en Moda de Sevilla».

Dice que en sastrería  también cambian las modas. «Se ve un traje antiguo de una temporada a otra por las líneas. Hay trajes que te lo llevas a casa en la cabeza, les vas dando vueltas a ver cómo los haces; cada traje es un reto porque el objetivo es realzar y estilizar al cliente».

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4 comentarios

Paco P. 8 diciembre 2010 - 19:21

Vaya lo que se aprende en este blog. No sabía lo de los duendes, pero tomo noto, Gonzalo G., tomo nota.

Gonzalo G. 8 diciembre 2010 - 19:14

Estos trajes tienen «Duende». Entre los sastres, creo que se denomina «Duende» a una calidad especial de las americanas a partir de una primera prueba hilvanada, donde se descosen los hombros y se vuelven a asentar sobre su propio cuerpo sujetándolos con alfileres. Bueno, este abserto nos sirve para observar un oficio tan tradicional como este. Señala Javier de Juana, antiguo presidente del Club de Sastres: «Resulta sorprendente que a pesar de lo que han evolucionado las estructuras sociales; arquitectura, urbanismo, modas, etc., durante las últimas 4 ó 5 generaciones la chaqueta o americana siga manteniendo su estructura original». Vemos, por ejemplo, en la moda femenina su evolución, los cambios más originales en el vestido; sin embargo, el traje -que marca los momentos más importantes del hombre- apenas ha cambiado desde que un servidor tiene memoria histórica.
Saludos

Juan 8 diciembre 2010 - 16:52

Lo dice muy bien Fernado R. Ávila: “Si no sabes hacerlo, no lo puedes explicar”. Algo similar decía Cajal: «Sólo se puede enseñar lo que se hace», refiriéndose en este caso a la investigación universitaria. Comenta este sastre las dificultades para encontrar alumnos, por el largo tiempo necesario para la formación y por la huida hacia una formación más reglada.
Circulan estos días estudios y análisis que demuestran el estado de postración de nuestra enseñanza. Alumnos con escasa formación que difícilmente encontrarán un puesto de trabajo al recibir su diploma, eso en el caso de que lo consigan.
¿Por qué no se desarrollan otros estudios relacionados con la artesanía como el que aquí se trata? ¿Por qué a nuestros próceres educativos todo lo que no pase por un ordenador les parece obsoleto y trasnochado?
¿Tendremos alguna vez al frente de la enseñanza en nuestro país a alguien que quiera, sepa y pueda?

Gabriela 8 diciembre 2010 - 9:55

Me encanta este sastre. Enhorabuena por ser tan profesional.

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