La importancia de dar la talla

por Clara Guzmán

Un sector de la moda se ha rebelado contra la tiranía de las tallas mínimas y exige manga ancha para todos. No obstante hay quien pone en tela de juicio la veracidad de esta campaña.

Es cierto que la industria  de la moda ha ignorado siempre a los consumidores cuyas hechuras van más allá de las medidas consideradas «políticamente correctas», cuando la realidad es bien distinta. Se pueden contar con los dedos de una mano quienes reúnen las características físicas de los modelos que anuncian la ropa destinada a la venta. Hace unos años, la firma  The Body Shop lanzó una campaña de autoestima con una leyenda muy gráfica: «Somos  3.000 millones de mujeres en el mundo y sólo 8 son supermodelos». Porque si a las características físicas unimos que quienes pueden acceder económicamente a determinadas prendas es una población ya crecidita en años y por tanto en dimensiones, ¿qué sentido tiene renunciar a producir las tallas más demandadas? Esta campaña, abanderada por modelos, actrices y cantantes metiditas en carnes como Crystal Renn, Gabourey Sidibe o Beth Ditto, es vista por algunos especialistas como mero marketing. 

 «No estoy muy al tanto de esta campaña, conozco por ejemplo la de Dove, que habla de mujeres reales y eso me parece muy bien, aunque mujeres reales son todas, las más rellenas y las más delgadas. Creo que la publicidad tiene que ser cautelosa y no desvirtuar lo que se muestra», dice el diseñador Fernando Claro. «Pero tampoco exageremos respecto a las diversas editoriales de moda que se han hecho con mujeres con sobrepeso. Creo que se hace como algo exótico, no para decir que a partir de ahora se tienen que usar modelos de este tipo. Llevamos toda la vida en la moda viviendo lo mismo y por supuesto que no hay que tener una 38-40 para ser elegante. Se es elegante en la actitud. En lo que a mí respecta no creo necesario tener que hacer una línea de Fernando Claro de tallas grandes. Mis colecciones se adaptan a todas las tallas. Siempre hago una presentación en la pasarela pensando en el «show» , con piezas más radicales, que luego se adaptan a la clienta cuando se van a colgar en la tienda. Eso lo hacen todos los diseñadores. No estamos inventando nada; eso es la moda».

Vestidas de abuelitas

Para la joven diseñadora Carla Corcías, preocupada desde siempre por este asunto, los fabricantes de ropa son muy injustos con las personas con una talla superior a la 44. «Todo lo que hacen es antiguo y clásico, empeñados en que vayan vestidas de abuelitas. La mayoría de los fabricantes sólo trabajan hasta la L, así que las pobres se limitan a comprar bolsos y complementos. Yo haría un llamamiento a la industria de la moda y le aconsejaría que apostara por las tallas grandes; sería un gran negocio dada la elevada demanda. Todos tenemos derecho a sentirnos atractivos aunque tengamos algún kilo de más y desde luego en esta sociedad si no eres puro hueso lo tienes difícil. Los estereotipos están haciendo mucho daño, cuando la realidad es que cada vez hay más gente con talla grande».

«Esta campaña responde a una cuestión que gran parte de los diseñadores ha ignorado, aun siendo conscientes de que las modelos y la moda que han presentado en pasarela nada tenían que ver con la realidad de la calle», apunta Margarita González Fernández, diseñadora de sus firmas Baelo Claudia y  Callejuela. «Todo esto -añade- ha obligado a las más jóvenes y no tan jóvenes a seguir dietas de adelgazamiento contra natura para estar dentro de los cánones mostrados hasta la saciedad como súmmum de belleza y estilo. Es hora de rectificar».

La autora de la colección «Bandoleros de Baelo Claudia», que ha cosechado un gran éxito en distintos foros de moda europeos, señala que en su caso ha hecho tallas grandes desde que empezó a trabajar. «Hago mucha ropa a medida y eso incluye cualquier talla.  A mí me parece un verdadero reto presentar una colección que se venda tal cual se exhibe, que se enamoren de ella mujeres con todo tipo de tallas y de casi todas las edades. Eso se llama, para mí, llegar al público».

«No tenemos nada de su talla»

«En este tema no tengo una opinión aséptica como editor de moda, sino que me toca personalmente porque soy una talla grande-grandísima», dice Agustín Velasco, periodista de moda, colaborador de medios como Neo2, GQ o El Economista. «Creo que la estética «big» que representan los ejemplos que señalas es un exotismo más que se da en la moda. Ni siquiera es una tendencia, puesto que lo que vemos son «excepciones» que buscan precisamente llamar la atención.  El que se usen modelos extremadamente delgadas perjudica más a la gente con una talla normal que se obsesiona por ir un paso más allá para estar más delgada. Los usuarios de tallas grandes tienen asumida su imagen, aunque no se sientan cómodos con ella en muchos casos. El verdadero problema es a nivel de producción; es decir, cuando entran en una tienda y se les suelta: «no tenemos nada de su talla».

Para Agustín Velasco, las firmas que no tienen un tallaje digno están cometiendo un error de base. «Y es que se  menosprecia al sector tallas grandes, cuando es  el que tiene capacidad adquisitiva para comprar ropa de firma cara. Cuando el consumidor vuelva a tener conciencia de que tiene el poder y que puede obligar con su veto-indiferencia a las firmas a que se pongan las pilas y amplíen su tallaje, entonces todo cambiará. Se dice que Zara, H&M, Mango…son el mascarón de proa de la moda democrática. Falso. Son simplemente firmas arribistas que buscan su ascensión de estatus dentro de la moda. Una verdadera democratización de la moda pasa por tener tallas para todos».

«Esta campaña obedece a varias cosas, la principal la necesidad de novedades que tienen las industrias de la moda y de la información y creo que tendrá repercusión porque el público, o al menos una parte, se está cansando de ver siempre el mismo tipo de modelos perfectas y ultradelgadas y a lo mejor quiere una belleza más real», asegura la diseñadora de zapatos sevillana, Nuria Cobo. «No obstante, me pregunto si estas chicas XXL representan un modelo a seguir, ya que una cosa es que a las mujeres nos sobren unos kilitos y no tengamos proporciones perfectas y otra bien distinta proponer como referente el sobrepeso en grado mayor.  De esta campaña saco la conclusión de que no existe un sólo prototipo de belleza y lo que más me ha gustado de estas modelos XXL es su actitud desafiante de «porque yo lo valgo». Por eso creo que se puede ser elegante con una talla grande y la más triste del mundo con una 36. Para terminar lanzo varias preguntas al aire: ¿se imagina alguien esta misma movida XXL en los hombres? ¿Cuál sería nuestra reacción? ¿Y la de ellos?»

 

 

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40 comentarios

Dean 17 septiembre 2012 - 15:06

My first visit here and i liked it from the beggining

ALEX 9 agosto 2011 - 8:08

Me parece interesante el reportaje, y bueno, antes la moda se ajustaba a los tipos de cuerpo, ahora los cuerpos tienen que ajustarse a la ropa. Aún así la moda es un negocio, y no se trata de la belleza interior (lamentablemente).

Esperemos que sigan produciendo este tipo de tallas para las personas que las necesitan, aunque lo ideal es tener una tienda donde se vendan ambas sin crear una rivalidad, mas bien, como la misma sociedad homogénea de cuerpos, gustos y estilos.

Jara 4 octubre 2010 - 12:58

Te felciito por este articulo. Me veo reflejada en él. Me gusta este blog. Entro una vez a la semana y le pego un repaso. Hay cosas muy buenas como este articulo.

Julia 15 septiembre 2010 - 16:52

Me ha encantado el artículo. Yo uso una talla 46 y muchas veces no encuentro ropa que me guste. Es cierto que ahora le modelo de mujer tampoco debería ser la obesidad, pero estoy feliz porque muchos diseñadores o marcas de ropa ya piensan en los que tenemos sobrepeso. Suelo comprar mi ropa en Venca porque tienen una colección de tallas grandes estupenda, muy juvenil.
Besos!

Patri 4 septiembre 2010 - 13:02

Historias como las de Isita me enternecen. Yo tuve una depresión cuando engordé quince kilos tras tener a mi último hijo. Ahora he vuelto a mi ser tras cuatro años de no poderme comprar prácticamente nada, porque lo que me quedaba bien de pecho, era estrecho de caderas. Ha sido una amargura continua y gracias al apoyo de mi marido lo he podido soportar.
Bueno, lo más importante, sigo este blog y me gusta mucho.
Saludos desde Pamplona

Isita 4 septiembre 2010 - 12:49

Me parece muy bonito este blog. Lo he empezado a leer estas vacaciones porque me ha enseñado mi hijo a utilizar internet.
Me lo he leído practicamente todo pero el de las tallas grandes me ha gustado porque yo también estoy rellenita y es un suplicio. Siempre digo que me pondré a dieta pero me voy detrás de la comida y no tengo disciplina para el ejercicio. Luego me miro en el espejo y me da horror. Lo mejor de todo es que mi marido dice que le gusto así, gorda y con arrugas mucho más que cuando nos conocimos un verano en Salobreña, ahora hace 38 años. A mí se me cae la baba cuando lo dice porque sé que es de verdad de la buena. Yo eso es lo que les digo a las gorditas. Que si tienen al lado alguien que las quiera, pues eso, viva la gordura. Y me voy a comer .Unos calabacines rellenos que no se los salta un gitano. Y con cervecita, claro.

Mediterráneo 4 septiembre 2010 - 12:36

De niña era una gordita a la que marginaban en el colegio. Yo estaba para que todos los compañeros me pincharan. Cuando cumplí veinte años empecé a adelgazar y ahora que tengo 36 estoy fenomenal. Soy de las que los hombres se vuelven al pasar y eso me alaga un montón. Pero no se me olvidan aquellos años tan duros en los que me tenían que hacer la ropa y que apenas salía de casa porque no podía ponerme un vaquero. Por eso me hace gracia que ahroa este Gobierno diga eso de prohibido marginar al gordito.¿Qué pasa que van a poner un policía al lado de cada alumno del colegio? Una cosa es lo que se desea y otra es la realidad.

Sara 4 septiembre 2010 - 12:21

Clarita, lo sé todo. Sigues siendo una romántica. Espero que esta vez te vaya bien.

Hortensia Gil 4 septiembre 2010 - 0:13

Muy bueno el articulo Clara y muy bueno los comentarios……

Belén 3 septiembre 2010 - 18:45

Es la primera vez que entro en este blog.Me he puesto a chafardear sobre tallas grandes y me he encontrado este artículo. Dicen verdades como puños. Así que me sumo a ellas.
Saludos desde Badalona

Piluca 3 septiembre 2010 - 18:43

Tengo una talla 38 pero mi marido mide casi dos metros y no encuentra ropa para él. Qué problema con el tallaje. Aquí si no tienes la medida que marca no sé quien no puedes salir a la calle vestido. Haber si se arregla.

Toti 3 septiembre 2010 - 18:41

Lo mío no es rebosar salud, es rebosar michelìn, pero no me quejo. Vivo y me considero una mujer afortunada, pero eso no quita para que me suba por las paredes cuando voy a una tienda y me dicen de sopetón: «De su talla no tenemos nada». Mi talla es una 48 larga y estoy hasta aquello de ir a la modista y perder un montón de tiempo en pruebas y más pruebas. Yo también le pido a los industriales de la moda que levanten el listón y no se queden cortos, que somos muchas las que vamos de larga…talla.
Besos desde Zaragoza

Lola 3 septiembre 2010 - 18:36

Me encanta saber de Clara Guzmán, porque siempre me pareció una periodista muy original y trabajadora. Sé por lo que me cuentan, a veces adornado con ribetes un tanto estrambóticos, pero me encanta enterarme de que le va bien, muy bien.

Chari 3 septiembre 2010 - 18:34

Durante unos años tuve una talla 46-48. No encontraba nada en absoluto y entraba en depresión cada vez que iba de tiendas. Ahora por un cambio del metabolismo tengo una 42. No saben la sensación de ser normal que me produjo porque nadie se acuerda de quien no tiene las medidas perfectas o casi.
Me gustan las opioniones de los diseñadores, sobre todo la de Margarita González y la del periodista Agustín Velasco.

Elena de Cádiz 3 septiembre 2010 - 18:30

Soy gorda, bastante gorda. No tengo complejos porque tengo a mi lado un marido bueno como el pan, gordo como un zollo, pero más feliz que el Bomba. Lo único que me tiene acogotá es que haya una boda en la familia porque no encuentro nada en las tiendas. Nada es nada y entonces quiero evaporarme. Le mando un tirón de orejas a los industriales de moda por no acordarse de los gordos, personas de mucho peso en la sociedad. Faltaría más.

Auxi 3 septiembre 2010 - 18:27

Me encanta las cosas que escribes, Clarita. Me enteré de toda la movida y no doy crédito. Me muero de envidia (sana) de saber que puedes rechazar una oferta de esas características porque te lo manda el corazón. Las hay afortunadas…

Paloma 2 septiembre 2010 - 18:27

Me gusta este blog y este post es una pasada. Yo tengo una 46 y paso un calvario para comprarme ropa poruqe tengo 34 años y no quiero ir vestida de abuelita.

Andrés 1 septiembre 2010 - 17:59

Me gusta lo que opina el periodista Agustín Velasco. Así se habla, sin pelos en la lengua.

Víctor 1 septiembre 2010 - 17:58

Me gusta este blog, tiene calidad. No conozco a la bloguera pero debe ser discreta porque no hay ni una foto ni un perfil de ella y la verdad me gustaría saber cómo es, qué edad tiene y sobre todo su aspecto.

Manuela 1 septiembre 2010 - 17:56

Yo no sufro el problema de las tallas grandes, pero tengo varias amigas que sí y es una auténtica pesadilla ir de tiendas con ellas. Si ven algo mono nunca hay de sus tallas y lo que hay es horrible. Me solidarizo con ellas y estoy de acuerdo en lo que dice Nuria Cobo. A ver esos hombres XXL.

Caña de azúcar 31 agosto 2010 - 19:18

Enhorabuena por tratar un tema políticamente incorrecto. Ha sido un acierto consultar con estas personas tan interesantes para que dieran su opinión. Me quedo con las certeras de Agustín Velasco.

Cary 30 agosto 2010 - 12:25

Felicidades por este artículo en el que cuentan las amarguras de los que no tenemos la talla 38.
Yo engordé después de tener a mi segunda hija y no hay manera de bajar de talla. Me ha costado muchos malos momentos, que se agavan cuando voy a comprarme ropa para una boda o una fiesta. Entonces me he dado cuenta de que los gordos estamos arrumbados. No tenemos derecho a ir a la moda.
Saludos desde Zaragoza

Olivia 29 agosto 2010 - 19:39

Estoy de acuerdo con Cubano. Lo suscribo de pe a pa. Yo también soy una damnificada por tener una 48.

Cubano 29 agosto 2010 - 19:20

Estoy en contra de las imposiciones y la de que la industria de la moda no produzca tallas grandes es de alguna manera una imposición; es hacerte ver que tienes que entrar por el carril que quieren ellos.Yo estoy gordo y soy feliz menos cuando voy de compras. No hay nada para los gordos. Felicito al periodista Agustín Velasco por su valentía.

Carmen 29 agosto 2010 - 9:02

Todas estas cosas son marketing para vender más.Nadie se preocupa por los que se salen del guión de tener tal talla y por tanto tal peso.

Josefa 29 agosto 2010 - 8:56

Estoy con Lucía.Yo he tenido el mismo problema hasta hace unos años cuando me cambió el metabolismo por una enfermedad. Cada vez que iba de tiendas me daba una depresión.

Lucía 29 agosto 2010 - 8:49

Una amiga me hablo de que en este blog venia un reportaje sobre tallas grandes. Yo he pasado un calvario con mi problema de tallas. Ten go 32 años y mi talla es una 46- 48. Además mido 1,60. Me he tenido que hacer la ropa a medida con telas que no me gustaban.Parecía, como dice esta muchacha, una abuelita. Cuando iba a las tiendas, ya casi en la puerta me decían eso de que para ti no hay de tu talla.He hecho dietas a mogollón y nada.Sé que hay una firma en el Corte inglés de tallas grandes pero es muy cara.¿Qué hago? Como yo hay mucha gente. Sí, me puedo comprar una batita amplia, pero cuando tengo que ir arreglada es un problema.
Saludos desde Cádiz.
He leido otras cosas del blor y me han gustado mucho

MARTA VERA 27 agosto 2010 - 20:18

Este artículo si duda levanta ampollas….
Los que tienen sobrepeso que no comen apenas, los delgados que no se atreven y los hombres que pasan de tó ó se vuelven metrosexuales (eso de que un tio se eche mas crema que yo, … eso no puede ser)

Y yo aquí en Sevilla, muerta de caló y resistiendome a comerme el helado que me llama a gritos desde el congelador… de momento aguantaré y cuando pasen algunos años decidiré entre conservar la cara ó el…. jejeje

Besos Clara desde la ciudad del SOL

¡¡ojuquecalo¡¡ 26 agosto 2010 - 22:05

Enhorabuena Clara, felicidades por tu blog.

Esther 26 agosto 2010 - 18:36

Me gustan los periodistas como Agustín Velasco. Debería haber más asín.

María Luisa 26 agosto 2010 - 18:14

Enhorabuena por este trabajo. Lo he leído del tirón

Vanessa 26 agosto 2010 - 17:58

Esto es todo una campaña de marketing.Digo lo mismo que Fernando Claro

Carlota 26 agosto 2010 - 17:42

Me ha gustado este post porque nadie se acuerda de los que tenemos unos kilos de más. Estoy de acuerdo con Nuria Cobo.

Sergio 26 agosto 2010 - 17:36

Me alegra que alguien se acuerde de nosotros los gordos.
Saludos desde Algeciras

Melli 26 agosto 2010 - 17:33

Estoy con Carla Corcías, a las que tenemos más de la 44 nos venden ropa para abuelitas. ¿Qué he hecho yo para merecer esto? Y lo peor es que apenas como.

Gabi 26 agosto 2010 - 17:12

Es verdad, no hay ropa para las que pasamos de la 44 y si la hay es horrible o por el contrario muy cara. Espero que la industria de la moda se acuerde de nosotras.

Sole 26 agosto 2010 - 17:07

Pero lo sano no era estar delgada sin caer en la anorexia?

Manolo 26 agosto 2010 - 16:59

Curioso post.
Saludos desde Almería

María del Carmen Velarde 26 agosto 2010 - 16:43

Muy interesante este reportaje. Estoy con Nuria Cobo. A ver qué pasaría si metemos a los hombres en cintura, sobre todo después del verano cervecero.

Gonzalo G. 26 agosto 2010 - 0:27

¿Por qué siempre pensamos en la gordura desde un punto de vista peyorativo? Es cierto que si vemos ropa de tallas especiales, lo primero que nos pasa por la cabeza es que sean de la época de nuestras abuelas. Y eso qye el sentido de belleza que damos a nuestro contorno corporal parece ir contra natura. Por supuesto, no me refiereo al estado saludable y de bienestar que ofrece un cuerpo «normal», sino como parte de la estética. Y es cierto que no inventamos nuestros patrones de belleza, sino que responden a la propia tendencia de una época. Por poner un ejemplo, no sería muy razonable defender la obesidad dentro de un contexto de alimentación saludable y del deporte.

En la historia, sin embargo, sucede todo lo contrario. Desde las prehistóricas Venus estatupigias a las de Rubens, parece existir un encanto por los contornos de formas más gruesas. Será por algo. Una explicación muy simplista sería la preocupación del hambre y observar en las formas menos delgadas una posición social desahogada.

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