Kate Moss, con un sorbito de champán

por Clara Guzmán

 

Telademoda

Foto tomada de Vogue España

Todos los que me siguen, metafóricamente, porque me vuelvo y no hay nadie, saben que  Kate Moss es una de mis modelos preferidas. No es guapa, no, pero sabe hacer muy bien su trabajo. Camaleónica como ninguna, puede cambiar de registro en un abrir y cerrar de ojos. La he visto desfilar y puedo dar fe de ello. Su vida privada es otro cantar y ahí ni entro ni salgo. «La fama-lo dijo Séneca-es horrible porque depende del  juicio de muchos». Bueno, pues Kate Moss acaba de cumplir un cuarto de siglo en su oficio y no le iban a regalar un bolígrafo chapado en oro, que eso está ya muy pasado y manido. El restaurante 34, en el barrio londinense de Mayfair, que es un barrio elegante hasta decir basta, ha moldeado una copa de champán con el pecho izquierdo de la modelo, interpretado por la artista Jane McAdam Freud (el apellido ya es premonitorio). No se crean que esta ocurrencia es nueva. No, es mas antigua que los balcones de palo. De hecho, la primera copa de champán, que lo he leído en Vogue España (al César lo que es del César y a ver si nos acostumbramos a nombrar las fuentes); bueno, pues la primera copa de champán salió a imagen y semejanza del pecho izquierdo de María Antonieta. Sí, María Antonieta, de la que Kate Moss dice que tuvo un carácter misterioso e intrigante, fue la mujer de Luis XVI, rey de Francia, y nueve meses después de la ejecución de su marido, fue juzgada, condenada por traición y guillotinada el 16 de octubre de 1793. Como verán, los humanos hemos cambiado poco. En lo excéntrico y en lo atávico. Que cada cual interprete.

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