Balenciaga, en Londres

por Clara Guzmán

 

Telademoda

© Museo Victoria & Albert

Si  Cristóbal Balenciaga hubiera vivido en estos tiempos donde las nuevas tecnologías imponen los modos y las modas, habría sido un auténtico marginado. O quizás hubiera sufrido una metamorfosis. A saber. Cristóbal Balenciaga tenía una especie de mantra: «No te quemes en sociedad» y ahora, ¿quién no arde en el yoísmo de las redes sociales? Afortunadamente él sigue vivo como viva está la llama de su maestría.

 

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© Museo Victoria & Albert

Hasta febrero de 2018 estará Cristóbal Balenciaga en el Museo Victoria & Albert de Londres, en la primera exposición que el Reino Unido dedica al maestro de la aguja y el dedal español, «Balenciaga, modelando la moda». En la muestra, que celebra el centenario de la apertura de su primera tienda en San Sebastián, se exhiben cien prendas y veinte sombreros, de aquel a quienes muchos apodaron «El hombre invisible».

 

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© Museo Victoria & Albert

Vasco, de Guetaria, donde nació en 1895, Cristóbal Balenciaga tuvo en su misterio su verdadera publicidad. Una publicidad justificada porque fue un auténtico arquitecto de la moda “Un modista -solía decir Balenciaga en su máxima más redonda- debe ser arquitecto para los planos, escultor para las formas, pintor para el color, músico en la armonía y filósofo en el sentido de la medida”.

 

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© Museo Victoria & Albert

Toda su filosofía de la estructura de la moda se revela en esta muestra, que cuenta con técnicas de rayos X capaces de descubrir todos los recónditos secretos de la aparente simplicidad de sus prendas. Prendas que estaban «edificadas» con una minuciosa laboriosidad, propias de un tiempo en que la prisa era enemiga de lo selecto. Entre sus numerosos logros hay que resaltar que la silueta de Cristóbal Balenciaga creó escuela.

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© Museo Victoria & Albert

Parece que dio con la tecla en un nuevo equilibrio entre el cuerpo y la ropa, en el que predomina la soltura sobre una base clásica. Coco Chanel, que era implacable con sus competidores, lo ponía por las nubes, porque sabía, no sólo que tenía oficio, sino que además contaba con criterio. Hubert de Givenchy, amigo y discípulo del maestro,  era otro admirador, al que bautizó con el sobrenombre de «El milagro Balenciaga».

 

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La exposición está centrada en los años  50 y 60, los de más solera en la moda, y donde el maestro de Guetaria se explayó con sus diseños en negro, uno de sus colores preferidos, junto con el para muchos denostado marrón. Hay quien ha querido ver en el color ausente de color un reflejo de su carácter reservado e introvertido. Pero el negro en Balenciaga alcanzaba el súmmum: lo trabajaba un maestro.

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1 comentario

Alvaro 7 junio 2017 - 23:08

Balenciaga, un maestro.Me alegro que en el Reino Unido le dediquen esta retrospectiva. Saludos.

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