Igor con botas

por Clara Guzmán

 

 

Telademoda

 

Dicen que va a llover, pero a llover a cántaros. Bueno, en unos sitios la lluvia tendrá un papel estelar  y en otros, secundario. Es lo que tiene vivir en España, que nunca llueve a gusto de todos. Pero lo más importante es que no nos pille con el pie cambiado; o sea, con las sandalias del verano, que ya las estamos alargando más de la cuenta, o con las alpargatas de esparto que como se mojen luego no hay quien se las ponga.

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Pero como español precavido vale por dos, ahí tenemos a Igor, la firma de casa, que no para de darle vueltas a la cabeza para complacer a su clientela. Que las madres querían tener las botas de agua de sus hijos, porque les parecían prácticas, cómodas y útiles, pues ya las tienen. Las madres y toda mujer que quiera ir estilosa cuando caigan chuzos de punta o esa leve llovizna que te pone los pelos como estropajo.

 

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Para este otoño-invierno, Igor ha rizado el rizo. ¿Pensaba que ya lo había dado todo por la causa? Pues no, el botín Montana, ideal para ir a clase o a trabajar, incorpora un pequeño tacón, que hará las delicias de todas aquellas féminas que se resistían a calzarse unas botas de lluvia porque les hacía bajar de «escalafón». Ahora pueden disfrutar de la comodidad de este botín sin perder altura ni tampoco el autobús.

 

 

 

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El modelo Carla, que a mí particularmente me encanta porque está inspirado en la hípica y hay quien duda a la hora de diferenciarlo de las botas de material, trae novedades. A saber, cuenta con acabados en «glitter» o brillante, tan de moda; en denim o vaquero y cómo no, con las hebillas y estribos, tan propios de la equitación. Pero además de estas novedades, en la colección siguen teniendo su espacio los «clásicos».

 

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El botín «urban», la bota «boira» o la «glow», que ofrecen una amplia variedad de colores y combinaciones. Estilos todoterreno para afrontar con buena cara los días de lluvia, tan necesarios para que la vida en la ciudad sea respirable. Igor lo sabe y desde su cuartel general en Almoradí, Alicante, lleva desde el año 1974 haciendo que muchas generaciones no duden a la hora de meterse en los charcos con estilo.

 

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