Libros. Memorias. Grace Coddington

por Clara Guzmán

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¿Qué busca un lector cuando compra un determinado libro? ¿Qué espera encontrar en sus páginas? ¿Qué le atrae más el fondo o la forma? ¿Qué esperaba yo cuando Almudena Fernández me dejó Memorias de Grace Coddington, directora creativa de la revista Vogue? Si soy sincera, creía que iba a encontrar mucho más de lo que he hallado en este tocho de la editorial Turner, profusamente ilustrado como corresponde a las ediciones actuales. Pensaba que iba a dar más de sí una vida en los dos lados de la trinchera: primero como cotizada modelo en los años sesenta; después organizando y ejecutando reportajes (o editoriales, como se dice ahora) de moda para una de las revistas más señeras del mercado.

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No, tampoco esperaba morbo al contar sus relaciones con la todopoderosa Anna Wintour, la editora jefa del Vogue americano, protagonista a su pesar de la película «El diablo viste de Prada«, basada en la información revelada por una de las múltiples asistentes que tuvo y que creyó hundirla contando a su manera algunas de sus miserias. Esa actitud hubiera sido de gente ruin y, aunque no conozco a Grace Coddington, no la creo capaz de contar chismes de Redacción. Las redacciones de cualquier medio de comunicación dan para mucho desde la barrera; cuando se está en los medios (y aquí no es redundancia) todo se vuelve tan rutinario que a nadie se le ocurriría sacarlo de ese contexto.

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Como periodista esperaba de este libro más grano de la profesión; de cómo se ejerce en una revista de moda de la solvencia de Vogue;  de cómo son esos cierres vertiginosos y de la relación con el mundo de la moda, ese que dicen está dirigido por las poderosas editoras de las publicaciones de campanillas. Antes de Anna Wintour existieron otras mujeres que, guiadas por su experiencia, su «mundología» y ahora diríamos por su sentido del marketing, sacaron del ostracismo a más de un diseñador que hubiera pasado inadvertido de no ser por  haber sido tocado por las varitas mágicas de estas señoras.

 

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En la actualidad, hay quien se queja del poder que ejercen, pero todo consiste en un ten con ten, en el toma y daca de toda la vida. Los diseñadores necesitan de las influencias de las editoras y éstas de ellos para que sus publicaciones sigan en el candelero; o sea, contando con la publicidad de los grandes; publicidad que es el sostén de todos los medios. En el caso de Anna Wintour nos enteramos por Grace Coddington que puso a trabajar al Vogue británico, aquejado quizás de esa flema inglesa que pesa sobre ellos como sobre los españoles la etiqueta de vagos. Pues ya dice mucho la pelirroja, como la suelen llamar, sin decir, de la «temible» Wintour.

 

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En su libro, plagado de ilustraciones simpáticas y con un aire ingenuo, salidas de su mano, desfilan muchos diseñadores de moda a los que le une fuertes vínculos, como es el caso de John Galliano o Calvin Klein, para el que trabajó. Apasionada de los gatos y poco «fashionista», según confiesa en estas páginas, se recrea en explicar el trabajo de cada fotógrafo (todos excelsos) con los que compartió viajes, alegrías y algunos sinsabores. Además, Grace Coddington es de las que critica abiertamente esa manía que les ha dado a todos porque los desfiles actuales se convierten en actos sociales para mayor gloria de famosos, famosillos y famosetes.

 

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«A veces creo que soy la última persona que aún va a los desfiles por el placer de ver la ropa, la única que no tiene el deseo desesperado de  estar allí por la vertiente social (…) Todo el mundo lleva un teléfono móvil, o una cámara, incluidas las modelos que se están vistiendo entre bambalinas. Ya no hay secretos…de todo se ha enviado un sms, un tui o un email al mundo entero antes de que el desfile haya comenzado siquiera».  La cara y la cruz de los nuevos tiempos, que fueron precisamente los que la hicieron famosa ante sus lectores. Tras el documental «The September Issue», sobre los entresijos de Vogue, se pudo ver el peso específico de esta veterana editora. Un peso que a algunas se nos ha desvanecido al leer sus Memorias.

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2 comentarios

FÁTIMA 22 agosto 2013 - 14:10

Conocí a Grace Coddington gracias al documental THE SEPTEMBRE ISSUE. Me pareció una mujer encantadora, que trabajaba en la revista más importante del mundo de la moda. Me gustó el personaje, así que cuando me enteré que iban a publicar su biografía, esperé con entusiasmo a que fuera publicada en español y poder comprármela .Y es que además, uno de mis dos géneros literarios favoritos, son las biografías. A mí, el libro me ha encantado. A pesar de lo gordo que es, tardé menos de 4 días en leérmelo(reconozco que he tenido que volver a leérmelo porque algunos detalles se me habían olvidado, glup!!! ) .He aprendido mucho del mundo de la moda, de diseñadores, fotógrafos, editores de moda, modelos, desfiles, maquilladores ,etc, pero eso si, todo bajo el cristal de la lupa de Grace Coddington. ¿A qué me refiero con esto? Que aunque ha mejorado mis conocimientos sobre el «mundillo de la moda», es todo bastante subjetivo .Coddington, por lo que se lee en sus palabras, a pesar de haber trabajado más de 50 años en un mundo tan competitivo como la moda, tiene grandes amigos en este mundo; más bien, todos sus amigos son del mundo de la moda(ella lo dice en el libro), lo cual dice mucho de ella,(bueno, obviamente) sobre su personalidad y carácter. Así que mucho de los grandes nombres del mundo de la moda, son amigos de ella.
Algo para mi muy interesante , es que Coddington lleva ligada a la moda desde finales de los años 50, lo cual le ha permitido vivir muchísimos momentos memorables de la moda. Ha conocido el «nacimiento» de muchas tendencias, muchos diseñadores (Yves Saint Laurent, Galliano, Jacobs, Lagerfield), de muchos fotográfos(Demarchelier,Bruce Weber,Peter Lindbergh,Meisel, Testino, del que me encanta como lo describe en sus inicios en Vogue UK). Ha trabajado o conocido a grandes de la moda como Avedon, Penn, Helmunt Newton,etc.
Algo que me ha dejado alucinada, es que a pesar de que ahora viste siempre igual(pantalones oscuros y camisas oscuras y anchas), durante años ha sido en cierto modo, una “fashionista”. Ha seguido la moda a su aire, porque se vestía durante un tiempo, con ropas de un único diseñador. Así, vemos en el libro su época “francesa” de Yves Saint Laurent, su época de Azzedine Alaia, su época de los japoneses, su época de Calvin Klein…..
Evidentemente no es un libro para ser libro de texto en cursos sobre moda, pero si lo creo necesario como lectura complementaria para toda aquella persona que esté interesada en el mundo de la moda, en conocer la moda y la historia de la moda.

Berta 21 agosto 2013 - 11:30

Después del documental The September Issue, está claro que Grace Coddington se convirtió en la estrella de Vogue. Supongo que así lo vieron los editores que la invitaron a escribir sus memorias. Es cierto como dice el artículo que no penetra en el mundo de la moda. Curiosamente su aspecto no denota que sea una persona que lleve las riendas creativas de Vogue. Y eso es precisamente lo que me choca al leer las memorias. Habla sin tapujos de su falta de hábito de lectura. Y lo que llama poderosamente la atención es su intuición artística, hecha a base del consumo de imágenes.

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