Galliano, vetado como docente

por Clara Guzmán

 

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Gay Talese es un legendario reportero americano, de origen italiano. Un dandi a lo Tom Wolfe. Sí, al que atribuyen la autoría del nuevo periodismo y con el que, en buena ley, va a medias en este asunto el coprotagonista de nuestra historia. Eduardo Lago le hizo el otro día una memorable entrevista en el diario El país. Memorable porque esas entrevistas ya apenas se leen en los periódicos, inmersos también, por si fuera poco, en la crisis del papel. A Gay Talese lo voy a echar a pelear hoy con John Galliano y ustedes verán por qué. De padre sastre y madre modista, Gay Talese es una leyenda viva del periodismo de raza, del de verdad. De ese que nunca morirá a pesar de los avances tecnológicos y, por tanto, de las prisas mal entendidas que se saltan a la torera una de las esencias del oficio: la de contrastar las noticias.

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En la entrevista de marras, contaba Talese  cómo cambió su vida después de publicar su libro  «La mujer de tu prójimo». Resulta que se puso a investigar, como buen reportero, las reacciones de los norteamericanos en torno a temas tan escabrosos como lo obsceno, lo pornográfico y lo pecaminoso. La doble moral afloró en sus páginas y de aquella, en apariencia, pacata sociedad, surgió una población libertina, que hacía filigranas de colores con las prohibiciones de la moral imperante. Cuando publicó el libro se abrió un abismo a sus pies. «No sólo había puesto en peligro mi matrimonio, sino que mi reputación cayó por los suelos. Viví una situación con muchas facetas: por una parte, el libro tuvo ventas millonarias; por otra, tardé mucho en recuperar la respetabilidad».
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Estaba entusiasmada con la entrevista, uno de los géneros más difíciles del periodismo, por la habilidad con la que el colega había llegado al fondo del personaje, cuando un día después leo en el mismo diario que John Galliano había sido vetado para ser profesor de la escuela de diseño de Nueva York, Parsons. Hacía un mes que los responsables del centro habían anunciado a bombo y platillo el fichaje del diseñador gibraltareño, pero llegó la plataforma Change. org y mandó parar. Mandó parar como se para ahora: con una recogida de firmas a través de las redes sociales. Y la presión social provocó que la Parsons vetara al diseñador.
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«Por desgracia, no hemos podido llegar a un consenso con el señor Galliano sobre las condiciones de su colaboración», dijo un portavoz de la institución, con esa frase hecha tan socorrida en casos conflictivos en los que es mejor pasar de puntillas. Así que John Galliano se quedó sin impartir un curso de cuatro días de duración, que iba a constar de tres jornadas de estudio de diseño con el ex director creativo de la Casa Dior, seguido por una crítica y una sesión de conversación entre el diseñador y Simon Collins, decano de la Escuela de Moda.

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Siempre se ha dicho que cría buena fama y échate a dormir; críala mala y échate a morir. Con este nuevo capítulo de rechazo, Galliano vuelve a ver frustrado el intento de que se olvide de una vez por todas la polémica que provocó su abrupto despido de la Casa Dior. Al diseñador lo pusieron de patitas en la calle por proferir insultos hacia los judíos, mientras alardeaba de ser admirador de Hitler. Todo esto durante sus horas de asueto tras las jornadas maratonianas en la Casa de costura parisina. Como se recordará, el jefe directo de Galliano en Dior era Sidney Toledano, judío sefardita; o sea, de origen español. Su apellido es muy revelador.

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El díscolo Galliano ha pedido disculpas muchas veces, tanto en público como en privado, pero el desprestigio le acompaña como una losa y tardará en abandonarle, como le ocurrió a Gay Talese y como ocurre en tantas ocasiones. Ganarse la reputación de tu comunidad, de los tuyos, es tarea difícil. Perderla y volverla a recuperar, de titanes. Galliano presentó recientemente en Nueva York su colección, ayudado por Oscar de la Renta, tras la intercesión de Anna Wintour, y salió a saludar vestido a la usanza de los judíos ultraortodoxos. ¿Provocación? ¿Expiación de culpas?  El caso es que no le sale ningún contrato estable; es un «apestado» para la moda.  Mientras tanto, su buen hacer de artista se apaga. En octubre se revisará su despido de Dior. ¿Habrá recuperado para entonces su  perdida reputación?

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4 comentarios

Juan Garramiola 16 mayo 2013 - 11:28

Por un lado que pena que los alumnos de la escuela de diseño de NY se hayan perdido la oportunidad de esa clase magistral. Por otro lado quien siembra vientos recoger tempestades, y eso es lo que le esta pasando a Juanito Galiano, John Galiano, actua muchas veces como Juanito Galiano yo creo que el se transforma y vuelve a ser el chiquillo que vivio en Gibraltar, como niño que es, se vuelve revoltoso y no piensa lo que dice y como todos los niños del mundo tiene su lado cruel, el no se da cuenta de que nosotros vemos al John Galiano, al importante diseñador diciendo barbaridades, no vemos a Juanito el de Gibraltar, ESPAÑOL (uy, se me ha ido la pinza, en que estaria yo pensando).
En fin es una pena que los humanos seamos rencorosos en cosas tan superficiales y vetemos a una persona por lo que ha dicho y no actuemos de la misma manera con alguien que ha robado o matado. Una vez mas la vara de medir no es la misma, por eso estoy de acuerdo con el comentario de Dña. Rosa Cuevas, que se venga a España y se de un baño de multitudes y si no tiene tantos seguidores como la Pantoja, que le pida matrimonio a Isabel y veras como se le perdona todo. John si estas leyendo esto hazme caso, que veras como recuperas rapido la popularidad perdida.

Inmaculada 16 mayo 2013 - 11:12

Supongo que en toda esta historia hay intereses y otros problemas de por medio que no han salido a la luz. Los juicios que formuló el modisto son totalmente inaceptables, y por tanto censurables. Sus creaciones simplemente maravillosas.
Las conductas y mensajes censurables están a la orden del día pero, sin embargo, se diluyen y al final nunca pasa nada. Pocos políticos,artistas, «hijos de», «hijas de», «yernos de» se convierten en apestados de su profesión, y precisamente en muchos de estos casos la mesura, la honradez, el sentido de la justicia, la prudencia deben formar parte de su hacer cotidiano, deben ser valores guías de su profesionalidad.
Galliano es un modisto y debe ser valorado como tal, me explico: podemos criticar las palabras de Galliano, e incluso decir que ya no le compramos sus productos, pero darle más bombo a esta actuación, a pesar de haber pedido perdón, que a la corrupción, la estafa, la perdida de derechos fundamentales,..no es más que buscar un chivo expiatorio mientras que nadie es responsable de nada.
A Hugo Boss hay quienes lo conocen como el sastre de los nazis, también a la elegante Coco Chanel se le ha vinculado con el nazismo. Ninguno de ellos son modistos apestados.
Luego entonces, ¿Galliano es desterrado del mundo de la moda por otros motivos, o es que como siempre existen distintas varas de medir?

Patricia 16 mayo 2013 - 10:36

Creo que los que pierden son los alumnos,para cualquier persona a la que le interese el mundo de la moda tener a Galliano como profesor sería un lujazo.El error de un día nunca podrá cargarse el trabajo maravilloso de años.Su obra y su talento nos sobrevivirá a todos…la batalla la tiene ganada.

Sería estupendo que la gente se informara antes de escribir ciertos comentarios a la ligera.Quien roba tendría que estar en la cárcel y devolver el dinero,punto y final.
No mezclemos temas.
Saludos.

Rosa Cuervas 15 mayo 2013 - 22:17

Me estoy dando cuenta de algo al leer este post. No se porque se me ha venido a la mente Isabel Pantoja y sus fans. Si esto le hubiera ocurrido al señor Galiano en nuestro pais creo que seguiria teniendo muchísimos seguidores con los que darse un buen baño de masas para mitigar su culpa y aqui pan y después gloria.
Una divagación mia. Sorry.
Besos Clara.

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