Reflexiones: Ni sostiene ni enmienda…

por Clara Guzmán

 

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Mi amigo el periodista Antonio Lorca (como saben los aficionados a la Fiesta Nacional, crítico taurino de El País) escribió un libro sobre el matador de toros Pepe Luis Vargas, titulado «La fuerza de una pasión», cuyo primer capítulo se llama «Tanto luchá pa ná». Capítulo que he rememorado al leer en abcdesevilla.es que, según un estudio, el sujetador es una prenda inútil. Es decir, que ni sostiene ni enmienda el busto, con lo que si el busto es suyo y es como es nada ni nadie le va a poner remedio  (a excepción de la cirugía), y a pesar de los anuncios publicitarios, los wondrebrá y demás izamientos de banderas a media asta. El autor de este cruel varapalo al tesón y a la disciplina femeninas, es Jean-Denis Rouillon, médico deportivo y profesor de la Universidad de Franche- Comté. El susodicho especialista lleva quince años estudiando el asunto, no se crean que el señor gritó ¡Eureka! cuando vio un reportaje de nuestra revista del saludo exhibiendo a su aristócrata de cabecera. No, ni mucho menos.

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Estas investigaciones requieren horas de entrega, dedicación y sesudos análisis. La información dice lo siguiente: «Los primeros resultados de un estudio preliminar sobre 50 mujeres de entre 18 y 35 años ponen en duda la utilidad del sujetador». Y es que el equipo médico observó que estas féminas mantenían un promedio de 7 milímetros por año en la línea del pezón en comparación con el hombro. Asimismo, se descubrió que, en general, «los pechos permanecían más firmes y las estrías se desvanecían», sin necesidad de usar esta prenda íntima. También «se produjo una mejora en la respiración y la comodidad», por lo que la mayoría de las mujeres que fueron liberadas de este yugo de tirantes, corchetes y encajes, dijeron algo así como ancha es Castilla, pero en francés, según  revela en el informe Rouillon.

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Para curarse en salud, como suele suceder, el galeno remató la faena diciendo: «este es un estudio preliminar sobre un grupo de  mujeres voluntarias que no son representativas de la población mundial», por lo que «todo va en función de la estructura de cada mama». Así, por ejemplo, «una mujer de 45 años con tres niños y sobrepeso no debería dejar de usar un sujetador». Y como todo depende no sólo del color del cristal con que se mira sino de la copa de la prenda en cuestión, que es donde dicen ahora que radica el que todo esté a buen recaudo, a una le queda la duda, a estas alturas de la historia, de si verdaderamente las feministas quemaban los sujetadores, allá por los sesenta del siglo pasado, como un gesto de rebeldía universal o como un gesto de hastío particular. Es decir, de «tanto luchá pa ná».

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6 comentarios

Anabel 14 abril 2013 - 22:52

Buenas noches. Como siempre brillante. Me he informado de una manera muy original.

Javier 14 abril 2013 - 19:33

Clara qué buena contadora de historias eres. Me ha dejado boquiabierto este artículo en el que no dejas de informarnos desde principio al fin. Muy a tu estilo, pero información.Cuánto van a aprender tus alumnos del Máster de la Hispalense. Por mí iría de oyente. ¿Puedorrrrrrr?

Maria de Lasso 14 abril 2013 - 14:26

Muy interesante el tema de marras, sujetadores, franceses y toros y en medio de todo la mujer como objeto de estudio. Que forma tan buena de contarlo, pasara como con los corsés que fueron desterrados o nos los harán a medida, esto último me encantaría.

Gloria Bendita 14 abril 2013 - 12:59

Que bien cuentas las cosas, que graciosa! en mi opinión es una prenda muy interesante, no solo sirve para sujetar…

Manuela 14 abril 2013 - 10:33

Enhorabuena Clara. Y conste que no lo digo por la información contenida (que no me hacen falta a mí galenos para saber esto que cuentas) sino por el estilazo y la gracia con la que nos lo cuentas. Certero, ameno y divertido.
Un abrazo

Virginia 13 abril 2013 - 21:49

Curioso post. Se mezclan sujetadores con toros. ¿Será porque a Jesulín se los tiraban las admiradoras? Me gustan las crónicas de este periodista. Es un tío serio.

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