La literatura entre costuras

por Clara Guzmán

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Moda y literatura han hecho siempre muy buenas migas, tantas que una y otra se han alimentado a placer, sobre todo desde que en 1857  Worth llegara a la corte de Eugenia de Montijo en París y elevara a la categoría de arte el oficio de diseñador.

«El tiempo entre costuras», la ópera prima de María Dueñas, de la que tomo el título del artículo, ha vuelto a poner de moda la moda en literatura, aunque en esta ocasión como hilo conductor de una historia trepidante. Sira Quiroga, la joven modista protagonista, es la excusa de la autora para adentrarnos en una época poco tratada en la narrativa española: la del Protectorado español en Marruecos. La obra, ágil y bien escrita para lo habitual en la actualidad, pespuntea de nuevo el lienzo en el que dejaron sus huellas otros escritores que también consideraron a la moda no sólo fuente de inspiración, sino motivo de trascender en el tiempo.

La considerada edad de oro del género; o sea, la novela del XIX, está plagada de referencias a las tendencias del momento. Con las exhaustivas descripciones propias del estilo narrativo de esa época, los distintos escritores nos van descubriendo cómo era la sociedad, sus modas y modismos.  ¿Y por qué es precisamente en este siglo cuando más hincapié se hace en esta disciplina tenida por muchos como artística? Hay que remontarse a finales del XVIII cuando en  octubre de 1793 la Primera República Francesa decalara el principio universal de libertad indumentaria mediante un decreto según el cual ninguna persona podía obligar a otra a vestir de una manera determinada, siendo cada uno libre de llevar la vestimenta más conveniente a su sexo. Una vez sentados estos principios, que tuvieron sus antecedentes en la corte de Luis XIV, quien utilizó la leyes suntuarias para beneficio y prosperidad de su país, la moda europea inicia su andadura en la era industrial y capitalista con el aterrizaje en París del británico Charles Frederick Worth. Era en 1857 y llegaba a la corte de la emperatriz Eugenia de Montijo con la vitola de ser el primer diseñador que  firmaba sus vestidos con etiquetas interiores, dándoles la categoría de piezas de arte y elevando a rango aristocrático el oficio marginado de sastre .

La moda de Pérez Galdós

Esta es una de las razones de que en las novelas del XIX detectemos largas paradas y fondas en este arte. Para empezar escojamos al español Benito Pérez Galdós. En el capítulo dedicado a Cádiz de sus «Episodios Nacionales» leemos: «Ocurrió esto el día de la bomba. Pues me refiero a un día memorable, porque en él cayó sobre Cádiz, y junto a la torre de Tavira, la primera bomba que arrojaron contra la plaza los franceses (…) Los muchachos sacaron de la bomba el plomo que tenía, y se lo repartían, llevándolo a todos lados de la ciudad. Entonces usaban las mujeres un peinado en forma de sacacorchos, cuyas ensortijadas guedejas se sostenían con plomo y de esa moda y de las bombas francesas que proveían a las muchachas de un artículo de tocador nació el famosísimo cantar:

«Con las bombas que tiran

los fanfarrones,

hacen las gaditanas

tirabuzones»

En «Fortunata y Jacinta» del mismo autor hay un párrafo que podría englobarse dentro de la sociología de la moda y que pone en evidencia la importancia que el escritor canario da a esta disciplina: «A partir de 1854 el género de China decaía visiblemente. Las galeras aceleradas iban trayendo a Madrid cada día con más presteza las novedades parisienses y se apuntaba la invasión lenta y tiránica de los medios colores, que pretenden ser signo de cultura. La sociedad española empezaba a presumir de seria; es decir, a vestirse lúgubremente y el alegre imperio de los colorines se derrumbaba de un modo indudable. (…) La aristocracia los cedía con desdén a la clase media, y ésta que también quería ser aristócrata, entregábalos al pueblo, último y fiel adepto de los matices vivos. Estamos bajo la influencia del norte de Europa, y ese maldito norte nos impone los grises que toma de su ahumado cielo. Las señoras no se tienen por tales si no van vestidas de color de hollín, ceniza, rapé, verde botella o pasa corinto. Los tonos vivos las encanallan, porque el pueblo ama el rojo bermellón, el amarillo tila, el cadmio y el verde forraje».

Sin perder puntada

Otro autor que consideraba la moda sustancia primordial de lo moderno fue Baudelaire. El autor de «Las flores del mal» admiraba al árbitro de la elegancia de aquellos momentos, Brummell, de quien imitó el diseño de sus levitas. Émile Zola fue otro escritor interesado por la moda. Su llegada a París coincide con la apertura de los más importantes comercios de la capital francesa. Estamos en las décadas de los cincuenta y sesenta del siglo XIX. Zola, para quien la belleza es un estado de ánimo, dejó para la historia de la moda su obra «El paraíso de las damas».

Con Gustave Flaubert tampoco perdemos puntada de lo que se estilaba en aquella Francia de mediados del XIX. Emma, la protagonista de su «Madame Bovary», una obra que ve la luz el mismo año de la apertura de la Casa de costura Worth&Bobergh, tenía todas las papeletas para ser una «fashion victim «actual. Papeletas, además, de caer en la anorexia (palabra inexistente en la época) al describir el autor la forma en que castigaba cuerpo y alma) : «A partir de aquel momento, Emma bebió vinagre para adelgazar».

También el escritor Honoré de Balzac fue un claro exponente de esta tendencia. En su densa obra siempre nos encontramos con exhaustivas descripciones de los escenarios y de las indumentarias de sus personajes, además de consejos y recomendaciones para moverse por este mundo. Decía que eran necesarias para conocer la condición humana de cada personaje. «La elegancia – escribe el autor de «La prima Bette»- es la ciencia de no hacer nada igual que los demás, pareciendo que se hace todo de la misma manera que ellos».

El vínculo entre dandismo e intelectualidad también dio sus frutos en escritores ingleses como Charles Dickens, amigo del conde D’Orsay, quien había cogido el testigo a Brummell, exiliado en Cane. El autor de «Oliver Twist»,que acompañaba en sus paseos al famoso dandi, dejó escrito para la posteridad: «Cualquiera puede estar lleno de animación y de buen humor cuando va bien vestido. No es ningún mérito». No sabemos si se refería al conde D’Orsay cuando cabalgaba por Hyde Parck con botas altas de cuero y brillantes botones dorados sobre el grueso paño azul del abrigo».

Este año y con motivo de la presidencia española de la Unión Europea, se ha organizado una exposición itinerante que, bajo el título «20 trajes para Europa», ha vuelto a enjaretar moda y literatura. Doce creadores españoles, cuatro belgas y otros tantos húngaros, han homenajeado  a veinte escritores inspirando sus vestidos en sus obras. Una muestra más de que la literatura  sigue estando entre costuras.

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33 comentarios

Brenton 17 septiembre 2012 - 15:14

Beatiful site! Where have you get that awesome design?

Alejandro Reche 2 mayo 2011 - 2:41

Me ha encantado este artículo, la mención de «Fortunata y Jacinta» me ha gustado mucho, ya que tanto la novela como la serie de televisión, con un vestuario a mi juicio genial, las adoro.

Mariano 13 septiembre 2010 - 19:50

Buenísimo. La felicito por este artículo, señorita.

El taller de Noa 13 septiembre 2010 - 8:43

Si te apetece pasar por el taller estoy de sorteo.

Besotes

Gonzalo G. 13 septiembre 2010 - 0:26

Visto lo que leo. Desconozco la novela que abre el post, pero todos tenemos en nuestro imaginario colectivo la moda contemporánea a esa literatura. Conocemos esas tristes ropas de la Inglaterra industrial por Oliver Twist, la moda de la España de la Independencia por las canciones o la que tenemos de la Carmen de Merimeè. Existen imágenes mediáticas y culturales que las han hecho pasar a la posteridad. E incluso hay quienes han aprovechado el tirón literario para vestir a modelos como la Caperucita de Andersen o la Alicia de Carroll. Ahora bien, me gustaría saber qué tipo de literatura inspirará a las generaciones futuras para crear una iconografía que prospere y sea universal, tomándolo de nuestro propio tiempo.

Juan 12 septiembre 2010 - 10:52

Magnífico artículo. Como bien dice Clara Guzmán, la presencia española en el Norte de Marruecos ha tenido muy escasa trascendencia en nuestra literatura. De las pocas obras que tratan del protectorado, sin duda, «La vida perra de Juanita Narboni» de Ángel Vázquez es la mejor. No hace muchos años, por cierto, se llevó al cine, aunque con tan escasos medios que en ocasiones la película parecía un reportaje de época.
Por el éxito de la novela que sirve para bautizar este artículo parecería que esa época cuenta con el interés de muchos, son varios además los que en este hilo han manifestado su nacimiento o estancia en el Marruecos español durante esos años.
Volviendo al artículo, es difícil encontrar textos de moda en los que se haga tal despliegue de conocimientos de historia, arte, literatura, etc., a eso ya nos tiene acostumbrados Clara Guzmán, aunque se debe reconocer que en este caso lo ha «bordado».

Maca 11 septiembre 2010 - 18:10

Felicidades por este artículo sobre moda y literatura. Meparece muy original.
Saludos desde Sevilla

Camino 11 septiembre 2010 - 18:09

Me has gustado mucho estos dos últimos post. Son fantásticos. En el de las tallas grandes me he visto reflejada.Tengo una 48 y a veces me quedo con las ganas de comprarme algo bonito.

Rosa 11 septiembre 2010 - 11:55

Enhorabuena por el artículo.
Saludos desde Málaga

Manolo 11 septiembre 2010 - 11:51

Me gustó el libro porque yo nací en Tetuán, pero creo que es excesiva la publicidad. ¿Había que poner la foto de la novela para ilustrar este magnífico artículo?

Lucas 11 septiembre 2010 - 11:22

Muy buen artículo. Esto no se hace en un día, se nota que está muy documentada.

Rosario Fernández Verjel 10 septiembre 2010 - 20:15

He leido el libro y coincido con Clara, novedoso en cuanto al escenario de la acción y bien escrito. Pero el que escriba Clara, a ver si entre todos/as le animamos, estoy segura de que será infinitamente mejor.

Ernesto 10 septiembre 2010 - 19:48

Magnífgico artículo. El libro lo leí y me pareció una novelita rosa.
Soy nacido en Larache y viví durante el Protectorado.
Saludos desde Cádiz

Antonia 10 septiembre 2010 - 17:14

Me leí el libro antes del verano y me encantó, pero este artículo me ha dejado flipando.

Tania 10 septiembre 2010 - 17:14

Genial, genial, genial

Eugenio 10 septiembre 2010 - 11:02

Pedazo de publicidad para un libro pasable. Lo interesante es este artículo tan documentado. Chapeau!!!!!

Carolina 10 septiembre 2010 - 10:40

Me gustó «El tiempo entre costuras» y me gusta este post un montonazo.
Saludos desde Almería

Rosamary 9 septiembre 2010 - 19:26

Me ha parecido magnífico este artículo.Lo he encontrado buscando información sobre María Dueñas.
SALUDOS DESDE TENERIFE

Carolux 9 septiembre 2010 - 19:25

BUENÍIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIISIMO.
FELICIDADES A LA AUTORA

Curro 9 septiembre 2010 - 18:31

Enhorabuena por este artículo tan interesante.

Elisenda 9 septiembre 2010 - 18:30

Gracias a este artículo me he enterado del porqué de la canción con las bombas que tiran los fanfarrones. Qué interesante.
Saludos desde Sant Cugat (Barcelona)

Conchita 9 septiembre 2010 - 12:12

Me ha encantado. Yo también nací en Marruecos durante el Protectorado, concretamente en Larache. Me compraré este libro.

Agus 9 septiembre 2010 - 10:57

Muy interesante este artículo. Me voy a comprar este libro porque yo nací y viví en Tetuán durante el Protectorado.

Lorena 9 septiembre 2010 - 10:50

Al leer este post me he comprado el libro de María Dueñas y me tiene enganchada. Este artículo es muy bueno, refleja que esta señora está muy puesta en moda y en literatura. Yo también la animo a publicar

Hortensia Gil 8 septiembre 2010 - 15:52

Ha sido magnifico leer esto, la verdad, como dice Marta Vera, podrias escribir un libro sobre moda……..estaria deseando que lo publicaran, anda animate..
Besos

Copito de nieve 7 septiembre 2010 - 17:21

Estoy con Marta Vera, esta señora podría escribir un libro. Se le da muy bien la pluma

ARTURO 7 septiembre 2010 - 17:05

Qué pedazo de propaganda para esta señora. Me ha gustado el artículo, pero el libro de María Dueñas me dejó indiferente.
Saludos desde Madrid

Julio 7 septiembre 2010 - 16:54

Felicidades a esta bloguera. Lo he pasado muy bien leyendo este texto.

Nieves 7 septiembre 2010 - 16:53

Pedazo de artículo, qué documentado. Me ha encantado.
Saludos desde Girona

MARTA VERA 7 septiembre 2010 - 10:24

Que pedazo de escritora estás hecha… Tú si que tenías que escribir un libro, ahora seguro que puedes.
Te animo a hacerlo ya que tienes la experiencia, el tiempo y lo más importante: el talento.

Mil besos, Marta

Carlota 6 septiembre 2010 - 18:14

Que´pasada de post. He alucinado.

Isabela 6 septiembre 2010 - 14:52

Muy intresante, muy documentado este post.

charo guerrero 6 septiembre 2010 - 14:52

Hola Clara ¿que tal? me encanta este post, bueno en general todos. He leido El tiempor entre costuras y me ha parecido una pasada, me lo he leido en un pispas.
Un besos y hasta pronto

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